Celebración dominical en Montevideo, acompañando la canonización del Hermano Universal.
El papa Francisco proclamó a 10 nuevos santos de la Iglesia Católica este domingo 15 de mayo, entre ellos a Charles de Foucauld. Se trató de una festiva celebración en la Plaza San Pedro del Vaticano en la que participaron miles de personas y numerosas autoridades civiles y eclesiásticas.
La fe de María y su amor a Dios y a su Pueblo, fue esencial para lograr que Dios irrumpiera en la historia humana.
Muchos cristianos -principalmente católicos y ortodoxos- apreciamos y veneramos a la Virgen María, la Madre de Jesús.
Nos animamos a llamarla Madre Nuestra, y tenemos todo el derecho del mundo a llamarla así: recordamos que Jesús mismo nos la encomendó, y nos la entregó. “Cerca de la Cruz de Jesús, estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala, y junto a ella, el discípulo que él más quería. Jesús le dijo entonces a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu Hijo” Luego le dijo al discípulo: “Hijo, ahí tienes a tu madre” Desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.” Juan 19, 25-27.
El 15 de abril se celebró como todos los años el Vía Crucis presidido por el Papa en el Coliseo, acompañado de noche por diez mil fieles. Desde 1964 el Vía Crucis del Papa se celebra a la luz de las velas en el Coliseo, con las estaciones y la cruz encargadas cada año a distintos colectivos. Este año las intenciones en las 14 estaciones fueron encargadas a las familias, ya que del 22 al 26 de junio se celebrará en Roma el décimo Encuentro Mundial de las Familias.
El asesinato del Maestro fue resultado de sus denuncias.
Hace siglos se ha venerado en gran parte del mundo cristiano la cruz como símbolo de entrega de Jesús de Nazaret por nuestros pecados, para afirmar desde la fe que fue un sacrificio, para nuestra salvación (1 Cor 5,7; Rom 5,9-11; Ef 5,2). Cruz que también nos recuerda la solidaridad, la coherencia, el valor y amor hasta el extremo. Todo esto es verdad y su simbolismo merece nuestro respeto. Sin embargo desde el punto de vista histórico la cruz en los tiempos de Jesús era considerada una humillación, vergüenza que sufrían los rebeldes. De aquí que Cicerón dijera: “Todo lo que tenga que ver con la cruz debe mantenerse lejos de los ciudadanos romanos, no sólo de sus cuerpos, sino hasta de sus pensamientos, ojos y oídos”. Era la pena capital también aplicada para los subversivos que se rebelaban contra el Imperio Romano.
Cuaresma significa “cuarenta días” (del latín= dies quadragesima), pero no una cuarentena de aislamiento y penitencia como en la pandemia; por el contrario se trata de un recorrido que nos lleva al encuentro gozoso de Jesús Resucitado. La Cuaresma, la vida misma, es un largo camino en el cual de a poco vamos entendiendo que la “conversión” no es cuestión de voluntarismo, sino de abrirnos al amor de Dios que nos quiere felices.
El teólogo jesuita Jorge Costadoat, de la Universidad Católica de Chile, propone estas reflexiones sobre los escándalos que se están dando en la Iglesia Católica: “Los católicos practicantes están muy preocupados por los escándalos en la Iglesia y la imagen que dejan de la misma en todos los medios…
24 de diciembre de 2021: migrantes en la frontera entre Polonia y Bielorrusia.
Señor, ¿hasta cuándo durará esta larga noche oscura? ha aumentado la incertidumbre, la depresión, el cansancio existencial, el miedo… ¿qué haremos?. Nadie sabe con seguridad qué va a pasar los próximos años y después de la pandemia. En medio de todo, tenemos la dimensión de la esperanza. La esperanza es sumamente importante, porque -como tanto insistió Paulo Freire- la esperanza es una dimensión fundamental de la vida humana. Una dimensión inacabada, una tarea permanente. Una dimensión utópica que sirve para caminar, sobrevivir y resistir.
Se acercan la Navidad, Año Nuevo, las vacaciones; son tiempos propicios para un retiro espiritual, un parate, un poco de desierto para reencontrarnos con nosotros mismos y con Dios. Les ofrecemos unas breves reflexiones, sacadas del libro “El tiempo para Dios” del sacerdote francés Jacques Philippe, reconocido mundialmente por sus libros traducidos en 24 idiomas, con más de un millón de copias vendidas.
Como he compartido con mis lectores en varias oportunidades, incluso por medio de UMBRALES, la reciprocidad es un comportamiento que tiene mucha importancia para forjar sociedades más virtuosas e incluso economías más humanas. Se trata en definitiva, de comportarnos de tal manera que aquello que hemos recibido como un don, lo podamos devolver, haciendo posible la circulación de bienes más allá de la motivación de acaparamiento que caracteriza a nuestros tiempos. Pues bien, un cuento que refleja muy bien esa práctica es el del Zapatero y los Duendes, un clásico de la primera parte del Siglo XIX escrito por esos verdaderos eruditos que fueron los hermanos Grimm(1). Seguramente recordaremos de nuestras infancias el relato de este cuento, pero por si acaso sigue una transcripción:
Nadie hoy niega la existencia histórica de Jesús de Nazaret. Explicar el fenómeno histórico del Cristianismo negando la existencia histórica de Jesús sería absurdo. Hay hasta documentos no cristianos de la época de Jesús, como por ejemplo los escritos del historiador judío Flavio Josefo que hablan de Jesús y de los cristianos o los relatos del gran historiador romano Tácito.