Queridos amigos: el próximo VIERNES 10 de MARZO, 19 y 30 HS, en OBSUR (José Enrique Rodó 1727, Montevideo) se presentará el libro de Madilene Da Costa (cuyo título encabeza este artículo) con testimonios sobre la última etapa de vida, aquí en Uruguay, del p. Orlando Yorio, conocido sacerdote argentino cuyo compromiso evangélico con los sectores más pobres de su sociedad, le valieron ser perseguido y secuestrado por la última dictadura de aquel país. Dicha presentación será en forma de celebración, dando gracias por su vida. Sin lugar a dudas “el buen aroma” de su testimonio nos llega e interpela hasta el día de hoy!
Madilene es brasileña y vive en Uruguay desde 1980. Está casada con Juan, tienen tres hijos y un nieto. Es docente de portugués (actualmente jubilada) e intérprete de lenguaje de señas, dio catequesis a chicos sordos. Su proceso de fe se inició a través de un serio problema de salud que sufrió su pequeña hija, en aquel entonces de año y medio. Semanalmente veía pasar por la puerta de su casa “como un desfile de muchas personas” que luego supo iban a la Misa de la parroquia del barrio, en aquel entonces vivían en Malvín Norte, decidió ir a pedir por su hija, que luego sanó. Nos dice que allí tuvo su primer encuentro con “un Dios Vivo”, comenzando su formación cristiana, más adelante estudió teología. Como laica, vive la espiritualidad franciscana, actualmente integra la Ceb San Felipe y Santiago. Así conversamos:
Madilene, ¿cuándo y cómo conociste a Orlando Yorio?
Nos habíamos mudado de barrio. Un día mi hijo me dice que, junto a un amigo, comenzaría a ir a catequesis, fue que “siguiéndolo a él” llegué a Santa Bernardita (Avda Italia y Caldas), llegamos en un momento en que no había sacerdote estable: la parroquia estaba animada por tres mujeres laicas. Nos integramos allí, hasta que un día nos dijeron que vendría un sacerdote argentino, el p Orlando. Yo guiaba la Misa de los domingos, un día llego, entro al despacho y veo a un señor, con un bolsito, gorro en mano, sandalias, todo humilde, me acerco, se presenta, era Orlando… Ya en la primera Misa me doy cuenta que era diferente, él bajaba y predicaba entre la gente, mirando a las personas a los ojos, como un amigo cercano, haciendo preguntas, la gente contestaba, yo quedé encantada, las Misas habían cambiado rotundamente. Empezó a venir más gente, había fila para confesarse, él tuvo que venir más temprano … fue un cambio radical.
¿Qué relación llegaste a tener con él?
Fue una relación de amistad profunda, dentro y fuera de la parroquia. Él venía a nuestra casa a comer con mi esposo y conmigo, hacíamos sobremesa y fue así que nos contaba también sobre los hechos dolorosos en su vida. En el libro está relatado que la experiencia más fuerte que tuve fue trabajar con los pobres en lo que se llamó “Misión Candelaria” un asentamiento muy pobre entre calle Candelaria y la cañada del arroyo Malvín. A Orlando lo habían invitado a conocer la Misa Carismática en la Parroquia de Belén, y él, abierto a todo, aceptó. Yo le dije que como quedaba cerca podíamos ir caminando: fuimos con otras dos señoras, de camino pasamos por el asentamiento, y él empezó a preguntar por ellos. También trabajábamos con el Pastor Ademar, de los Metodistas.
¿Qué cualidades destacarías de su personalidad?
Yo destacaría su sabiduría y su humildad, era un santo! Si hemos conocido a un santo contemporáneo, de carne y hueso, sentado, llorando, riendo, comiendo con nosotros, ese fue Orlando, y me di cuenta cuando murió. Yo había ido a trabajar y me llama Juan, mi esposo, diciendo que Orlando había sufrido un ataque cardíaco, que estaba internado en CTI, pasaron 24 horas y falleció.
Cuando lo velábamos en Sta Bernardita, empezaron a llegar telegramas de todas partes del mundo, alguien se me acercó y me dijo: “doscientos mil pobres lo siguen en el mundo…” yo dije “¡teníamos un santo entre nosotros!”.
Por su sabiduría tenía una mirada que iba más allá, y eso solo lo puede hacer quien tiene sabiduría interna, y una gran humildad, que le permitía resguardarla como una perla escondida. Lograba ver en las personas y en los hechos más allá, un día me preguntó si me gustaría llevar la Eucaristía a los enfermos, le dije “bueno sí”, pero en realidad estaba José María, un señor mayor que se dedicaba a ello desde siempre. Acepté y me dijo que tenía que tener mucho amor y algo de tiempo. José María muy contento y así empecé a llevar 3 o 4 comuniones. Al tiempo José María enfermó gravemente, me pasaron todas las direcciones que había para visitar, y con Rosario Formosa, hoy ya fallecida, nos dividíamos la tarea. Tuve la gracia de llevar por última vez la Comunión a José María. Entonces, yo digo que Orlando vio más allá. Por su humildad, él se hacía siempre el último, si no le decían “que abriera la boca” el no decía nada, ahora, cuando hablaba se hacía un silencio total… El me enseñó a amar a los pobres “desde los pobres”, con humildad.
¿Cómo surge la idea del libro y qué vamos a encontrar en él?
Surge cuando yo ubico en Facebook a un grupo por la memoria de Orlando Yorio, de Silvia y Eduardo Caram, de Argentina. Nos pusimos en contacto y me piden si me animo a escribir algo sobre los recuerdos que tenía sobre Orlando, les mandé 2 o 3 cosas, se entusiasman mucho y me dicen si podría recopilar todo eso y hacer un librito. Ahí me largué, justo estábamos en pandemia, y me vino bárbaro ese tiempo, lo tomé como un regalo de Orlando. Es un libro testimonial, “está escrito con Orlando” porque yo restablecí una conexión espiritual muy fuerte, yo digo que es la presencia del Resucitado en nuestras vidas, es real. He soñado varias veces con él… El texto cuenta con testimonios de personas que conocieron de cerca a Orlando y quisieron compartirlo, están acá. Es una invitación a que un mundo nuevo es posible!
¿Qué crees que nos diría Orlando, a los que formamos la comunidad cristiana de hoy?
Yo creo que nos diría “abran la mente y el corazón, abran la puerta y salgan”. “Amen verdaderamente y en lo concreto a cada uno, el mundo lo necesita, y lleven la Buena Nueva a los pobres”, nos alentaría a seguir un camino junto a ellos, nos lo diría con amor y con la autoridad de su sabiduría, dulcemente, porque él era así. Además él tenia una apertura de corazón hacia todos.
Madilene nos dice que su libro NO estará a la venta, oportunamente se podrá acceder a él en formato PDF, en forma totalmente gratuita, sin fines de lucro.
La celebración se transmitirá también en vivo por el Facebook de “Fe en la Resistencia”.
Gracias querida Madilene, y también a tu esposo Juan, porque muy fraternalmente nos recibieron en vuestro hogar para este compartir tan rico, desbordante de Amor Comprometido. Nuestra Señora, la Madre del Liberador del Hombre ¡nos siga acompañando a todos por caminos de Liberación y Vida!
Jorge Márquez, jardinero.
Debe estar conectado para enviar un comentario.