OBISPOS RUSOS: “VERGONZOSO SILENCIO”

obispos ortodoxos bendiciendo misiles, junto a un avion de guerra
Clérigos ortodoxos bendicen misiles rusos.

Al cumplirse un año de la agresión rusa a Ucrania, y como se preveía, ha habido una escalada interminable por la intransigencia de ambas partes, con muertes, destrucciones y daños incalculables. Esto también ha causado una fractura profunda entre los religiosos ortodoxos de Ucrania y Rusia. Lo que más ha llamado la atención es el estricto silencio de los 300 obispos de Rusia sobre los crímenes de esta guerra.

En privado muchos se oponen a la guerra y a Kiril, otros rehuyen de sus responsabilidades y la mayoría prefiere callarse. Los líderes religiosos ortodoxos están casados, tienen familia y no quieren exponerlas a violentas represalias; viven además de los escasos recursos que les llegan de la feligresía.
Algunos han hablado y terminaron presos o desparecidos. Pero no es el caso de Sergei Chapnin, alguna vez estrecho colaborador de Kiril y director de la revista del patriarcado de Moscú. Desde afuera del país ha publicado una carta abierta a los obispos rusos a fines de enero.
Dice la carta: ”Les escribo a ustedes que se han consagrado para servir a Cristo y no al César. Me dirijo a ustedes después de una larga y tormentosa espera de una palabra vuestra sobre lo que está pasando y me he encontrado con un infinito silencio. Solo hacen propaganda de estado con palabras piadosas, aparentemente religiosas pero muy alejadas del evangelio. Ustedes cultivan un culto imperial casi pagano, centrado en el poder, la riqueza y la violencia. Ustedes obran así por miedo a Kiril que sabe usar la astucia y la crueldad y que pretendiendo fidelidad incondicional ha creado un clima sofocante. Kiril ha justificado crímenes de guerra, bendecido armas, ha hablado de una teología de la guerra con argumentos que contradicen de forma evidente al evangelio y a la enseñanza de la Iglesia. Las que vivimos son paginas negras de la historia de nuestra Iglesia porque hemos olvidado a nuestros mártires del pasado. Todo esto es suficiente para tomar distancia de los actuales dirigentes que han traicionado a la Iglesia. El vergonzoso y catastrófico silencio de la mayoría de ustedes en esta guerra, representa una mancha imborrable y una traición. Ustedes obran así por miedo a los servicios secretos infiltrados en todas partes y a los castigos que reciben por cualquier disenso. Pero “el amor verdadero deja de lado el temor” (1Jn 4,18). No hay que justificar esta guerra, bendecir soldados y armas, aguantar mentiras y desinformación, dejar que los criminales de guerra entren al templo sin arrepentirse; lo que hay que hacer es luchar por un paz justa”.