CAMBIOS en la CURIA VATICANA

Tras nueve años de estudio y trabajo, acompañado por nueve cardenales de todo el mundo, el papa Francisco, contra viento y marea, culminó la reforma de la curia vaticana; esta entró en vigor el pasado mes de junio con el decreto “Praedicate Evangelium” (= prediquen el Evangelio). Se trata de un texto en el que se establece el nuevo dicasterio para la Evangelización, que será el principal y más importante, presidido por el mismo Papa. Lo seguirá por importancia otro nuevo dicasterio, el de la Caridad. La curia ya no se ubicará como un tercer poder entre los obispos y el Papa sino que estará al servicio de ambos.

También los laicos, varones y mujeres, podrán presidir alguno de los 16 dicasterios. Sobre la presencia de mujeres en la curia vaticana el papa Francisco dijo en una entrevista: ”En la administración normal de la Iglesia faltaban las mujeres y hoy ya no se habla solo de secretarias, sino de cargos como el de vicegobernadora del Vaticano. Incluir a las mujeres en estos altos cargos no es una moda feminista, sino un acto de justicia que, culturalmente estaba dejada de lado”.
Las mujeres líderes en la curia se triplicaron en los últimos diez años. Los religiosos y eclesiásticos que trabajan en la curia podrán hacerlo por un máximo de cinco años prorrogables una sola vez y después tendrán que volver a sus tareas más directamente pastorales.
La curia vaticana ya no será un engranaje de poder y burocracia y deberá convertirse también ella en una Iglesia en salida. La evangelización y la caridad serán su principal cometido.
En materia económica, administrativa y financiera los cambios han sido múltiples y profundos, pero más lentos y conflictivos. Los órganos pertinentes de la curia romana no terminan respondiendo afirmativamente a los principios de orden, transparencia y sana administración que se requieren.
El papa Francisco había recibido de los cardenales antes de ser nombrado Papa, la recomendación de transparentar las finanzas vaticanas. Tres meses después, tal como recuerda el periodista Sergio Rubin, la policía italiana detuvo al titular de la administración del patrimonio de la Santa Sede, Nuncio Scarano que, procedente de Suiza intentaba en un avión privado traer ilegalmente a Italia 20 millones de euros para depositarlos en el banco vaticano.
Entre las varias reformas impulsadas por el Papa, el Vaticano se sometió a la supervisión periódica de Moneyval, la agencia europea para el combate al lavado de dinero. En 2019 la Secretaría de Estado, donde el número 2 era el cardenal italiano Angelo Becciu, efectuó una operación inmobiliaria desastrosa que le costó a la Santa Sede  millones de dólares. Se trató de la adquisición de un local de lujo en el centro de Londres, con fondos inclusive del Óbolo de San Pedro. El tribunal vaticano le inició un juicio a Becciu y a nueve funcionarios más, por malversación de fondos y corrupción; el Papa le pidió la renuncia y le quitó sus derechos cardenalicios. Posteriormente el auditor general Libero Milone, despedido por Becciu en 2017, reclamó al Vaticano 9.3 millones de euros por daños y perjuicios.
Días pasados se supo que el cardenal Becciu grabó una telefoneada personal al Papa sin su autorización, la que fue publicada, para presionarlo en su favor inclusive con palabras despectivas. Becciu, a pesar de estar sometido a proceso penal, sigue declarándose inocente.
En este contexto el jesuita español Juan Antonio Guerrero, ex misionero en África y hombre de confianza del Papa, alegando motivos de salud renunció a su cargo de prefecto de la Secretaría para la Economía, la que gestiona toda la actividad económica de la Santa Sede. Después de tres años de excelente trabajo, reconocido por el mismo Francisco, para el ordenamiento y la transparencia de las finanzas vaticanas, la renuncia de Guerrero llamó la atención. Fue él quien explicó claramente que la curia no es una empresa; todos los dicasterios gastan pero no producen entradas.
Los ingresos a la Santa Sede llegan por los museos vaticanos, el IOR, la solidaridad de las Iglesias locales, institutos religiosos, donativos varios. Hay 6 mil funcionarios vaticanos que cobran el 50% del presupuesto.
Declaró Guerrero: “En este proceso de reforma económica hay avances y retrocesos, pero en general se ha progresado. Un órgano de control (de las cuentas de las oficinas de la curia etc.) siempre molesta a los controlados. Pero hay que continuar este trabajo con humildad y espíritu de servicio; queremos una economía al servicio de la evangelización, de la misión. Hace falta una formación específica por parte de los administradores de bienes en la Iglesia”. Guerrero fue sustituido por un economista laico español, vinculado a Guerrero: Maximino Caballero. Es el segundo laico que llega a ser “prefecto” de un dicasterio como lo es Paolo Ruffini del dicasterio de Comunicaciones. La reforma económica con sus intrigas y la ardua lucha de Francisco contra la corrupción no son nada fácil en una institución cerrada como la curia vaticana. Pero no deja de llamar la atención que haya que apelar a tantas medidas disciplinarias de control, en una institución como la Iglesia.