
Ha salido una carta pública del papa Francisco al pueblo ucraniano a los 9 meses del comienzo de la guerra y a los 90 años del Holodomor (=masacre por hambre) cuando Stalin en 1932-33 redujo el país a la hambruna porque los campesinos se negaban a las granjas colectivas. Hubo de 4 a 10 millones de muertos por hambre. En una situación parecida se encuentra hoy el país y el Papa se solidariza con este “pueblo mártir” por “el terror desatado por la agresión”.
El Papa dice ver en la cruz de Cristo “las torturas encontradas en los cadáveres, en las fosas comunes descubiertas en varias ciudades”. Piensa en los jóvenes que se encuentran en el frente, las esposas que han quedado solas, los centenares de niños muertos o huérfanos, los que han tenido que huir del país, los pobres que sufren hambre, sed y frío. Bendice a los voluntarios, a los pastores, a las autoridades que se preocupan por el pueblo.
Al mismo tiempo se ha conocido una interesante entrevista concedida por el Papa a cuatro periodistas de la revista de los jesuitas de Estados Unidos “America Magazine”. Sobre la polarización creciente en la Iglesia dijo: ”la polarización no es católica. Un católico no puede pensar: esto o nada, blanco o negro. Hay que unir lo bueno y lo menos bueno para lograr algo. Lo óptimo puede ser enemigo de lo bueno. No puede haber una polarización que privilegie a unos y deje de lado a otros. Hay que buscar la armonía y la unidad en la diferencia. Si uno pierde este espíritu “católico”, cae fácilmente en el sectarismo, en el puritanismo o la ideología… La Iglesia está hecha de santos y pecadores, juntos”.
Preguntado sobre las conferencias episcopales a la luz de la reciente elección de la cúpula eclesiástica en Estados Unidos, dijo: “Las conferencias episcopales son útiles para unir a los obispos, trabajar juntos, discutir los temas, hacer planes pastorales de conjunto, pero no tienen una responsabilidad directa como la del obispo local con su pueblo. Tienen que ver con lo organizativo. Lo más importante es el rol del obispo que tiene que ver con lo sacramental y su relación como pastor con el pueblo a él confiado. Jesús no creó las conferencias episcopales sino a los obispos y cada obispo es pastor de su pueblo. Lo importante es que sea un buen pastor como Jesús, sea de derecha o de izquierda”.
Sobre el aborto: “Según la ciencia un poco antes del mes de la concepción, ya están delineados los órganos humanos del feto y su ADN. No digo que sea una persona, pero seguramente sea un ser humano vivo. ¿Es justo eliminar a un ser humano para resolver un problema por más grave que sea? Lo peor es cuando se politiza este tema tan humano; y entonces llega a ser una bandera de uno u otro partido y no ya un derecho fundamental del ser humano a la vida. El aborto es un crimen, por más que se lo llame con otro nombre”.
Sobre los abusos sexuales clericales: “Según los estudios hechos, el 42-46% de dichos abusos se da en la familia o en el barrio. Después viene el mundo del deporte, el de la educación y el 3% de los sacerdotes católicos. Pero no hay que descansar en los números; aunque se diera un solo caso, sería monstruoso. Con el papa Benedicto la Iglesia ha proclamado “tolerancia cero”. Cuando la gente honesta vea cómo la Iglesia se hace cargo de esta monstruosidad, comprenderá que una cosa es la Iglesia y otra los abusadores que están dentro de la Iglesia y que son castigados por la misma Iglesia. Una de las cosas que más me preocupan sobre este tema es la pedo-pornografía. Eso se filma en vivo y las autoridades lo permiten, es criminal. La Iglesia se hace cargo de su responsabilidad; yo recibo normalmente a las víctimas de abusos… Por ejemplo en Irlanda acepté hacer un discurso después de haberlo preparado junto con las víctimas”.
Sobre la guerra de Ucrania: “Cuando he hablado de esta guerra siempre he hablado de su crueldad y de la agresión injusta del estado ruso. A veces trato de no especificar para no ofender y más bien busco condenar en general, aunque se sabe muy bien a quien estoy condenando. No es necesario decir nombres y apellidos. Ayudé en la liberación de presos. Nuestra postura es la de parar el conflicto para iniciar negociaciones inclusive aquí en el Vaticano con la mediación de la Iglesia”.
Sobre los acuerdos con China: “Hemos recibido críticas por no denunciar la persecución a los cristianos y el atropello de los derechos humanos. Pero no es cuestión de denunciar o no denunciar. La cuestión es empezar un diálogo. Siempre hay que dialogar para lograr algo concreto o intentarlo hasta el momento que ya resulta imposible. Nuestra diplomacia sigue el modelo del cardenal Agostino Casaroli cuyo trabajo en los países del este soviético tuvo éxito y es bien explicado en el libro: “El martirio de la paciencia”. A veces no se puede lograr lo mejor, sino tan solo lo posible. Casaroli los fines de semana visitaba a chicos de una cárcel de menores. Para él era tan importante establecer relaciones con Praga, Budapest o Viena como con esos chicos. Estos son los grandes hombres hacedores de paz”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.