(Vaticano) POLÉMICO ACUERDO con CHINA

una misa en china, el sacerdote da su homilia frente a unos 20 fieles. el altar es chico, con una pequeña cruz. las paredes tienen fotos de personajes chinos con la bandera del pais.
2022: celebración eucarística en China.

El llamado Acuerdo Provisional del Vaticano con China, que ha sido renovado recientemente para otros dos años, se refiere exclusivamente al nombramiento de los obispos. No abarca por ahora todas las dificultades que afectan a la vida de la Iglesia Católica en China y es “provisional”, es decir abarca un tiempo limitado de experimentación que puede ser largo; y por eso también su texto se mantiene secreto. Se quiere comprobar la eficacia del Acuerdo y si es necesario añadir posibles mejoras.

Pastores dignos e idóneos para China
La pandemia del Covid ha retrasado los trabajos. En agosto pasado una delegación vaticana viajó a Pekín para llevar a cabo la renovación del Acuerdo, que se concretó el 22 octubre pasado. La intención del Vaticano con este Acuerdo firmado por primera vez el 22 de septiembre de 2018 es procurar para China pastores dignos e idóneos.
Como fruto de estos 4 años de trabajo, ahora todos los obispos de la Iglesia Católica en China están en comunión con el Papa y la Iglesia universal. Hay que tener presente que desde 1951 con el gobierno comunista chino no había habido ningún contacto y los obispos eran elegidos por el partido comunista con el afán de crear una Iglesia nacional.
Como consecuencia se fue formando una Iglesia “patriótica” (dependiente del gobierno) y una Iglesia “clandestina” (fiel al Papa), duramente perseguida por las autoridades.
Con este Acuerdo se ha evitado un potencial cisma y desde hace 4 años no ha habido una ordenación episcopal ilegítima por parte del gobierno y en todas las misas se menciona explícitamente al Papa en la oración eucarística, algo impensable en años anteriores.
Ya han sido seis las ordenaciones episcopales celebradas conforme al procedimiento establecido por el Acuerdo, que deja al Papa la última y decisiva palabra.

Una sola Iglesia
Todos los obispos actuales, patrióticos como clandestinos, tienen el reconocimiento del Papa; por eso ya no hay dos Iglesias en China sino una sola. Hay dos comunidades de fieles que han emprendido un camino de reconciliación. De a poco los obispos clandestinos han de ser reconocidos como obispos por las instituciones públicas (sobre esto hay dificultades y resistencias de un lado y de otro). Son decenas los obispos clandestinos (con sus feligreses) fieles al Papa pero en una frontal oposición al régimen.
Para el Vaticano es fundamental la validez de los sacramentos y la certeza para millones de fieles chinos de poder vivir su fe en plena comunión con la Iglesia universal, sin que sean sospechados de ser ciudadanos traidores a su propio país.
Por primera vez el Papa es reconocido como líder legítimo de la Iglesia Católica también en China. El Vaticano está preocupado porque sobre 98 diócesis, 40 están vacantes y muchas con obispos ancianos y enfermos. Se ha criticado el Acuerdo por sus magros resultados, en el momento que se está produciendo una fuerte persecución contra los cristianos y las religiones en general.
El régimen nacionalista y totalitario de Xi Jimping quiere “chinizar” todas las instituciones presentes en China; lo que significa un control estricto del partido comunista. Han sido erradicadas todas las cruces en el ámbito público. Obispos y curas no pueden encontrarse libremente entre ellos sino tan solo en las estructuras religiosas controladas por el estado; son obligados además a registrarse y seguir cursos de adoctrinamiento.
Se han destruido iglesias, a pesar de la libertad religiosa garantizada por el artículo 36 de la Constitución.  Está prohibido a los menores de 18 años ir a las iglesias. Se prohíbe la entrada a China de misioneros extranjeros; pueden entrar con otro título (profesores, médicos, etc).

El cardenal detenido
Lo más grave ha sido la detención del cardenal emérito de Hong-Kong Joseph Zen, un fuerte crítico del Acuerdo. El Acuerdo ha sido atacado desde un comienzo por el gobierno de Donald Trump, por organismos de Derechos Humanos y en el seno mismo de la Iglesia porque le haría perder credibilidad. Y sin embargo las religiones crecen. Los católicos se mantienen (unos diez millones) pero los evangélicos se expanden. Se calcula que en 2030 podría haber 250 millones de cristianos.
Sobre el tema del Acuerdo, escribe el sinólogo Francisco Sisci: “No se trata de un pacto con el diablo. Es la política de los pequeños pasos inaugurada con éxito por los cardenales Casaroli y Silvestrini con los países comunistas del este europeo (la “ostpolitik”). Es un acuerdo de supervivencia. Quizás no se haya logrado todo lo que se esperaba con China. Mejor esto que la muerte de la Iglesia. Quizás sea un mal menor para evitar males mayores. Un diálogo imperfecto es mejor que la nada. El Papa quiere continuar este diálogo porque es la única rendija o ventana abierta para con ese inmenso país”. “El Vaticano acepta en este caso que la designación de los candidatos episcopales surja desde abajo, de los representantes de las diócesis, aún con la intromisión de la Asociación Patriótica controlada por el gobierno”, escribe Stefania Fallasca en el diario italiano “Avvenire”.

Primo Corbelli