
El pasado 11 de octubre el papa Francisco celebró una misa en la Basílica de San Pedro, para conmemorar el 60vo. aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, que durante tres años inició reformas históricas en la Iglesia. Francisco pidió una Iglesia que no ceda “a la tentación de la polarización” y que no permita espacios a “conflictos, venenos y polémicas”. Que escape de la autorreferencialidad, que sea liberadora y que se centre en los descartados.
Con una reivindicación del Concilio que opera al mismo tiempo como hoja de ruta para el presente, Francisco pidió atención para evitar las disputas y conflictos: “ni el progresismo, que se adapta al mundo, ni el tradicionalismo -o involucionismo- que añora un mundo pasado son pruebas de amor, sino de infidelidad. Son egoísmos pelagianos, que anteponen los propios gustos y los propios planes al amor que agrada a Dios, ese amor sencillo, humilde y fiel que Jesús pidió a Pedro”.
“Hermanos, hermanas, volvamos al Concilio, que ha redescubierto el río vivo de la Tradición sin estancarse en las tradiciones; que ha reencontrado la fuente del amor no para quedarse en el monte, sino para que la Iglesia baje al valle y sea canal de misericordia para todos. Volvamos al Concilio para salir de nosotros mismos y superar la tentación de la autorreferencialidad”, pidió el Papa. Una Iglesia, en la que, “si es justo tener una atención particular, que sea para los predilectos de Dios, para los pobres y los descartados”.
Acerca de la polarización, dijo: “Cuántas veces, después del Concilio, los cristianos se empeñaron por elegir una parte en la Iglesia, sin darse cuenta que estaban desgarrando el corazón de su Madre. Cuántas veces se prefirió ser ‘hinchas del propio grupo’ más que servidores de todos, progresistas y conservadores antes que hermanos y hermanas, ‘de derecha’ o ‘de izquierda’ más que de Jesús”.
“El Señor no nos quiere así, nosotros somos sus ovejas, su rebaño, y sólo lo somos juntos, unidos”, dijo, antes de convocarnos a superar “las polarizaciones”. El Papa deseó así que la conmemoración “acreciente en nosotros el anhelo de unidad, el deseo de comprometernos por la plena comunión entre todos los creyentes en Cristo”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.