FAO: “no dejar a nadie atrás”

redalco.org “Recuperamos frutas y verduras que serían desperdiciadas, y las entregamos a organizaciones sociales que brindan platos de comida a quienes más lo necesitan”.

En ocasión del Día Mundial de la Alimentación, que se celebró el pasado viernes 14 de octubre, el papa Francisco pidió a la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) “intervenciones planificadas” para lograr erradicar el hambre en el mundo, que registra datos récord en África, Asia y América Latina. Para Elena de Luis Romero, de la organización Manos Unidas: «Hay que profundizar en las causas… Hay hambre, pero el 17% de los alimentos se tiran a la basura».

Según la FAO, actualmente se produce lo suficiente para alimentar a casi el doble de la población mundial, 828 millones de personas sufren hambre y 3.100 millones de personas no pueden acceder a dietas saludables. «Esto vulnera el derecho a la alimentación, y toda la carta de Derechos Humanos: el derecho a la vida, a la educación, a la educación, la igualdad, la participación…». Junto a los derechos, las obligaciones para los estados, como proteger y garantizar la alimentación de su población. «Pero también establecer obligaciones para las empresas multinacionales, que tienen una relación directa con los sistemas alimentarios». «La cooperación internacional también es una obligación», dijo Elena de Luis.

Fidele Podga, también de Manos Unidas, explica: “Los sistemas alimentarios globales, la eliminación de los mercados locales o la falta de inversión en la agricultura local son otros de los elementos a tener en cuenta para explicar este aumento del hambre. «Tenemos que apostar en dos líneas de trabajo. La primera línea es educación para el desarrollo: el hambre es una cuestión política, y hay que combatirla también desde la política. Pero el hambre también es una cuestión de producción, por lo que la segunda línea es recordar la importancia de la agroecología, y apostar por los pequeños productores».

El médico y sacerdote, p. José Luis Orpella, de la diócesis de Garissa, Kenia, que también trabaja para Manos Unidas, relató la crisis alimentaria en el Cuerno de África, especialmente el caso de Kenia, denunciando las causas estructurales y particulares de la región: «En Kenia y Cuerno de África hay 400.000 personas a punto de morir de hambre, y 13 millones de migrantes y refugiados».
El p. Orpella apuntó al cambio climático, los desplazamientos, los ataques islamistas y, especialmente, el negocio de la alimentación de los grandes conglomerados como causas: «Hace 15 años las lluvias eran constantes en el tiempo, había dos estaciones de lluvia, se podían planificar las cosechas, pero todo esto ha cambiado. Hoy en día los agricultores no saben lo que hacer, no tienen tiempo para plantar, el río se desborda y destruye todo, las sequías son constantes, con temperaturas más altas y menos pastos para los animales».
«En una sociedad donde se implanta la cultura del olvido, el ‘sálvese quien pueda’, es muy difícil un cambio político que acabe con el hambre en el mundo. Pero lo que sí es posible es resaltar la necesidad urgente de un cambio real para una redistribución equitativa de los alimentos».
En el mismo sentido escribió el papa Francisco, en un mensaje enviado al director general de la FAO, el chino Qu Dongyu:
“que las intervenciones sean planificadas y programadas para que contribuyan a erradicar totalmente el hambre y la malnutrición, y no sean simplemente la respuesta a carencias circunstanciales o llamamientos lanzados con motivo de emergencias”.