(testimonio) DEHONIANOS en CHILE y RECEPCIÓN del CONCILIO

¿Cómo recibieron los Padres Dehonianos
el Concilio Vaticano II en Chile?
(Parte 2)

grupo manifestando en santiago, cartel dice trabajadores vicaria de la solidaridad
Chile: el ambiente era de movilización, también entre los cristianos.

(La siguiente entrega es la culminación de una colaboración del p. Hernan Leemrijse, misionero dehoniano holandés que ha desarrollado su trabajo fundamentalmente en Chile. Es un relato memorioso que brinda claves para entender la recepción de la novedad conciliar entre los latinoamericanos).

Un tenso clima político
Llegando a Chile nos encontramos que junto con las renovaciones en la Pastoral y reformulaciones eclesiales había a nivel nacional muchas discusiones políticas sobre el futuro del país y del pueblo chileno. El antiguo sistema del campesinado de Chile establecía que el patrón de fundo era prácticamente el dueño de la vida de sus trabajadores, y en la práctica consideraba a su gente como ignorantes y casi esclavos. A nivel nacional ya estaba en el poder el Presidente Frei del partido Democracia Cristiana con un proyecto de renovación socio-política con el apoyo silencioso del episcopado chileno. Su proyecto para una reforma agraria causó mucha resistencia entre los antiguos dueños de la tierra y los sectores del poder económico del país.

La Ley de la Junta de Vecinos, para organizar las organizaciones populares en los barrios de las ciudades y el campo encontraron mucha resistencia entre la burguesía local y empresarial. En la Iglesia y el episcopado, como partes del pueblo chileno, hubo también discusiones y diferentes posiciones políticas. Pero con mucha prudencia y una apertura admirable se logró avanzar en la organización popular y la apertura hacia tiempos mejores para la gran mayoría del pueblo chileno.

En este ambiente nuestra provincia chilena, en su gran mayoría formada por holandeses, aportó su granito al proyecto de cambio que se estaba realizando en el país. Fue en este tiempo que se cometió un error que a posteriori tuvimos que pagar muy caro. En vez de proyectarnos hacia el futuro y buscar vocaciones para la vida religiosa dentro del pueblo chileno, fue más fácil llamar a Holanda y pedir más religiosos para la pastoral, que buscar dentro del mismo pueblo chileno. En honor a la verdad había preocupación y se hicieron esfuerzos para futuras vocaciones chilenas, pero por la abundancia de religiosos holandeses, ya formados y la decisión de retirarnos definitivamente de Argentina y Uruguay, no urgía tanto.

Primeras vivencias latinoamericanas
Mis primeros pasos dentro de esta realidad, el aprendizaje del idioma y de la misma pastoral fueron momentos de mucha riqueza y vivencia dentro de una realidad totalmente nueva para mi. Mi primera experiencia se realizó en la parroquia Fátima en San Bernardo, una ciudad satélite de Santiago. En aquel entonces todavía era bastante rural y semi-ciudad, y una parroquia grande con una docena de comunidades, casi todas rurales. La realidad campesina con su reforma agraria en pleno desarrollo con la formación de sindicatos y las reivindicaciones a los patrones de los fundos fueron una escuela para toda mi vida.

En el año 1970 sería elegido un presidente socialista en la figura de Salvador Allende. Las reformas sociales iniciadas por el gobierno Democristiano de Frei Montalva se iban a profundizar y en algunos momentos se volverían radicales.

A nivel eclesial hubo un fuerte apoyo al gobierno democristiano de Eduardo Frei, el mismo Arzobispo de Santiago entregó fondos agrarios a los campesinos, siguiendo el ejemplo del Obispo Manuel Larrain en Talca. Nosotros en la parroquia Fátima en San Bernardo pertenecíamos a la Zona Sur de la Archidiócesis de Santiago. Mensualmente nos reunimos con los sacerdotes de la Zona en su gran mayoría extranjeros ya que los sacerdotes chilenos preferían las parroquias más acomodadas en el Centro y Norte de la ciudad.

Tomando partido
Con la creciente politización especialmente en la lucha electoral entre el candidato socialista Allende y el candidato de la derecha Alessandri nos sentimos llamados tomar partido. Fue el 11 de agosto de 1968 que un grupo de intelectuales Cristianos tomaron la Iglesia Catedral de Santiago en protesta por la línea conservadora de la Iglesia Chilena. Gran escándalo y una primera indicación de que algo estaba pasando entre los Católicos de Chile. En este ambiente nos reunimos con unos 80 sacerdotes en la Zona Sur de Santiago y presentamos un documento que entró en la historia: la “Declaración de los Ochenta” en que destacamos que encontramos más valores cristianos en el socialismo que en el capitalismo. Optamos como cristianos por el camino socialista y así nacieron “Los Cristianos por el Socialismo”, no como una opción teórica, sino en la vivencia diaria en las poblaciones y el ambiente campesino de nuestras parroquias. Se formó un pequeño secretariado, sacando textos y declaraciones frente los acontecimientos del país y de nuestras parroquias y sobre todo con otros sectores de Chile, especialmente con Valparaíso y Talca. Algunos de los sacerdotes fueron a hablar con Allende y a ofrecer su apoyo. Lo que no gustó al Cardenal Silva Henríquez.

El día 4 de septiembre de 1970 había elecciones generales para elegir un presidente de la República. Había tres candidatos: por el lado de la derecha el conservador Jorge Alessandri, por el centro el demo-cristiano Radimiro Tomic y por izquierda el socialista Salvador Allende. Ninguno de los tres sacó mayoría absoluta y en esta situación el parlamento en pleno tenía que elegir entre los tres. Ganó Salvador Allende con apoyo de la Democracia Cristiana. Grandes fiestas en las poblaciones de la Zona Sur y sectores de izquierda. A todo esto nuestra provincia chilena reflejaba la situación del país, algunos habían pensado en la derecha, muchos apoyaban al Centro con la Democracia Cristiana y un buen grupo, especialmente los más jóvenes apoyaban al socialista Allende. Nuestra provincia reflejaba la realidad del país con una creciente politización. El pobre superior provincial tenía que balancear entre las diferentes corrientes.

Más cerca de la realidad
También en la parroquia Fátima se sintieron los cambios. Me habían encargado acompañar a los jóvenes y con mucho entusiasmo y apoyo de otros sacerdotes, entre ellos varios sacerdotes holandeses de la congregación Misioneros Extranjeros de origen canadiense, se formó la asociación de centros juveniles “Mundo Joven”. Se organizaron cursos de formación y actividades para atraer a la juventud, también con apoyo del gobierno. Al final del año salimos con tres jóvenes sacerdotes Dehonianos desde la parroquia Fátima a vivir en la población “La Portada” en la parte Norte de San Bernardo, para que de esta manera pudiéramos acercarnos más a la realidad urbana-popular de la gente. Uno de los tres empezó a trabajar como cura obrero en una fábrica de gomas, el otro ayudaba en la formación de sindicatos y yo con los jóvenes. Todo esto en un fuerte diálogo con los otros padres de la congregación.

Mientras tanto seguimos reuniéndonos con otros sacerdotes y religiosas en la Zona Sur de Santiago, especialmente con el grupo “Cristianos por el Socialismo”. Con el nuevo gobierno se estrechó el contacto y aprovechando una gran asamblea internacional de la UNCTAD en Santiago se organizó un Encuentro Internacional de “Cristianos por el Socialismo” del 23 al 30 de abril de 1972.
Había mucho interés de otros países, especialmente entre sectores de cristianos más abiertos para conocer la experiencia chilena. Llegaron muchos teólogos, entre ellos Gustavo Gutiérrez, Julio Girardi, José Comblin y muchos más. También llegó desde México el obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo. Fue el único obispo presente. Un hombre formado en el Concilio Vaticano II. El fue a Roma como un hombre conservador, pero se dejó convertir en el aula del Concilio y regresó a su obispado como un ferviente renovador en la pastoral de su Diócesis. Con nosotros se declaró “Obispo por el Socialismo”. El Cardenal de Santiago casi se cayó de su sillón. Se habían mandado unas 50 invitaciones al exterior, pero llegaron 300. La presencia del obispo en la reunión aumentó el interés en la asamblea y nos dio una dimensión eclesial, que tanto necesitábamos. En el discurso inaugural declaró: “Estoy aquí (..) porque parto de la convicción de que para nuestro mundo subdesarrollado no hay otra salida que el socialismo de los medios de producción con una representación auténtica de la comunidad, para impedir que sean utilizados como instrumentos de dominación en manos de una oligarquía o de un gobierno totalitario”. Posteriormente dijo: “Estoy aquí para decir que no me siento extraño entre Uds. Quiero ser cada día mejor cristiano”.

Cuento estas palabras porque posteriormente este obispo, al que llamamos cariñosamente “Don Sergio”, jugó un papel importante en mi vida.

Las discusiones entre cohermanos
Nuestro grupo de Padres Dehonianos contaba en ese momento con unos 60 religiosos, en su gran mayoría holandeses. Los acontecimientos del país no pasaron en vano entre nosotros y se reflejó la realidad de muchas familias chilenas. Los papás por lo general eran de derecha y democracia cristiana, y los jóvenes de izquierda. En nuestro grupo había también fuertes discusiones, especialmente en las asambleas de la congregación. En enero de 1973 se realizó una asamblea en una casa de retiros en Longotoma que entró en la historia como la asamblea del “no diálogo”. El pobre superior, padre Cornelio, sufrió mucho por esto. Pudimos hablar sobre la comida y el tiempo, pero no sobre la situación del país.

La situación en el país -especialmente las discusiones políticas entre la derecha e izquierda- aumentaron y creció la violencia. Grupos de derecha como “Patria y Libertad” y de izquierda como “Brigadas de Ramona Parra” se enfrentaron. El sindicato de los camioneros organizó una huelga nacional y lograron parar el país. Entre la gente de la capital, que dependía de los alimentos de las provincias, se inició una escasez de alimentos básicos como leche, azúcar, fideos, fruta, etc. El gobierno por medio del ejército y a instancias de los ministerios trataron de abastecer a las poblaciones, pero fue insuficiente. Nosotros en la población de San Bernardo apoyamos la entrega de alimentos y junto con los JAP (Juntas de Abastecimiento Popular) entregamos leche, azúcar y parafina para cocinar. A nivel político hubo un levantamiento militar y un coronel sacó sus tanques a la calle para atacar el palacio presidencial de La Moneda. Fue destituido por el comando militar, pero la mecha estaba encendida.

Así llegó el 11 de septiembre de 1973. En la mañana había salido en bus hacia el centro de la ciudad para realizar un trámite en una oficina notarial, para el arriendo de una casa en beneficio de la pastoral juvenil. Después de un tiempo en el bus fuimos parados por un grupo de militares que con fusiles en la mano nos ordenó volver inmediatamente a la casa porque los militares habían tomado el poder y estaban atacando con aviones la residencia de Salvador Allende en La Moneda. Vuelto a la casa pude escuchar las últimas palabras de Allende y la despedida de su pueblo por Radio Cooperativa. Inmediatamente empecé a quemar diferentes papeles “Peligrosos” y discos con cantos populares. Mientras tanto volvieron mis cohermanos y empezamos a comunicarnos con las otras comunidades de la congregación. Por falta de comunicaciones y por razones de seguridad no logramos mucha información. Pero poco a poco supimos que varios varios cohermanos estaban presos y otros se habían refugiado en las embajadas .El superior Padre Cornelio que vino en ayuda a los padres de Luxemburgo en la Parroquia Santa Adriana también fue llevado al Estadio Nacional, que se había convertido en una cárcel provisoria. Al padre Santiago Thijssen los militares lo estaban buscando por cielo y tierra, ametrallaron su casa en la Población Victoria, pero él estaba en la embajada de Holanda y salió desde allá hacia Holanda.
Nosotros tres pensábamos: qué hacemos? No pudimos trabajar con la gente y decidimos salir de Santiago hacia el Sur, donde uno de los cohermanos nos había invitado a su matrimonio, después de haber recibido la autorización correspondiente.

El exilio como chispa de esperanza
Mientras tanto el embajador Holandés logró la liberación del padre Cornelio yendo personalmente con su coche diplomático al estado y exigiendo a los militares que lo entregaran. Todo este tiempo la embajada de Holanda, instruida por el gobierno Holandés se portó excelente. Decenas de compatriotas y también de otras nacionalidades fueron recibidos en la casa del Embajador y puestos lo más pronto posible en un avión de KLM para llevarlos a Holanda. Famoso es el ejemplo del embajador de Suecia, Edelstam, en su actuación con la embajada de Cuba en Santiago. Esta embajada estaba rodeada por tanques militares con decenas de dirigentes de la Unidad Popular en su interior. Ya estaban preparando el asalto final. Fue en este momento que llegó el embajador Edelstam en su vehículo diplomático a la embajada, entró y empezó a bajar la bandera de Cuba y reemplazarla por la bandera de Suecia, convirtiendo la embajada Cubana en una dependencia de la embajada de Suecia. Los militares no querían conflictos con Suecia y se retiraron, y muchos chilenos están hasta el día de hoy viviendo en Suecia.

Una vez que a el superior lo habían liberado del Estadio Nacional, nos llamó y nos ordenó volver inmediatamente a Santiago e irnos a la embajada holandesa para salir del país. Oficialmente por vacaciones. En tren volvimos de Teno en el Sur a Santiago. Fue un domingo en la mañana. Nos habían ordenado ir a la Iglesia de San Vicente en el centro de Santiago, cerca del estación central y allá padre Patricio nos metería en un vehículo de la embajada para dejarnos en la embajada de Holanda. Al día siguiente nos llevaron en un vehículo de la embajada y fuimos puestos en el avión de KLM rumbo a Amsterdam. Pero las vacaciones duraron más de quince años, antes de volver a Chile….

Desde ese momento nos despedimos de Chile y nuestros caminos se separaron. En total 9 co-hermanos tenían que salir del país, en general los más jóvenes. El camino Conciliar de la Iglesia Chilena cambió y durante la dictadura militar se convirtió en una defensora de los Derechos Humanos frente a las agresiones del régimen militar y la represión del aparato policial de la Junta Militar. Pero los frutos de este concilio en Chile y nuestro aporte a estos no fueron en vano: desembocaron en una defensoría del pueblo de Dios en momentos difíciles de nuestra patria.

Herman Leemrijse scj

15 de agosto 2019

Valdivia – Chile