El científico enamorado de la belleza del Universo

Cuando pensamos en Carl Edward Sagan recordamos a un gran pedagogo y divulgador de la Ciencia. Un hábil presentador de Televisión. Se hizo muy conocido por la serie documental “Cosmos: un viaje personal” emitida en 1980. Fue astrónomo, astrofísico, cosmólogo, astrobiólogo*, escritor y divulgador científico, y como frutilla de la torta escribió la novela de Ciencia Ficción “Contacto” en la cual imaginó cómo sería el primer encuentro entre el hombre y una especie extraterrestre inteligente.
Sus orígenes
Nació el 9 de noviembre de 1934 en Brooklyn Nueva York, de padres inmigrantes, concretamente eran judíos ucranianos. Su padre Sam Sagan era obrero textil, y su madre Rachel Moly Gruber era ama de casa. Su papá no era creyente practicante, pero su madre sí. Cocinaba con el método Kosher+ e iba a la sinagoga.
Su padre era escéptico, y siempre se preguntaba sobre el sentido de su vida y el valor de la misma. Se sentía abrumado por la inteligencia precoz de Carl, pero le permitía buscar sus propias respuestas y le animó siempre a estudiar y comprender las cosas. Por su parte su madre le colmó con su cariño y lo protegió siempre. Ella sí creía en Dios, y respetó siempre a su hijo, y estimuló su inteligencia apoyándolo para que estudiara.
Nació en plena depresión, por lo que la situación económica no fue fácil para ellos. Por el hecho de ser judíos, tuvieron que soportar agresión y prejuicios racistas, por cierto abundantes en la época. No es de extrañar que Hitler le cayera simpático a varios estadounidenses.
¿Era creyente? No, no lo era. Pero tampoco era ateo. Él se definía como un agnóstico, sin embargo, en sus últimos días de vida, se imaginó cómo sería Dios, y cómo podría buscarsele mediante la investigación del Cosmos. De hecho en su novela Contacto, en el último capítulo titulado “La firma del artista” lanza la hipótesis de que a través del lenguaje matemático se podrían encontrar indicios de la existencia del creador del Universo. Pero fue sumamente cuidadoso en distinguir los campos. Mostró un verdadero respeto por los creyentes, pero defendió el sano escepticismo científico, para acercarse a la verdad.
Fue un alumno y estudiante brillante, y llegó a trabajar como profesor adjunto en la cátedra de astrofísica de la Universidad de Harvard. Más tarde fue profesor principal en la Universidad de Cornell. En esta Universidad fue el primer profesor en ocupar la Cátedra de Astronomía y Ciencias del Espacio fundada en 1976.
El profesor Neil de Grasse Tysson fue su entusiasta discípulo, e incluso realizó una nueva serie documental titulada “Cosmos, una odisea en el espacio y el tiempo” estrenada en el año 2014.
Allí narra su experiencia con el profesor Sagan:
“Yo tenía apenas 14 años, y viajé a Nueva York a conocer al profesor Sagan. Él me recibió sin tener obligación alguna en su casa. Me asesoró en mis estudios y me invitó a una sesión especial que realizaba todos los domingos en la Universidad, para todos los niños y adolescentes en edad escolar que quisieran saber algo sobre el Universo. Teníamos libertad absoluta para preguntarle todo lo que quisiéramos. Era cálido y atento con nosotros, nos escuchaba con atención, y nos trataba como sus iguales. Él me hizo enamorarme de la Ciencia y de la investigación astronómica. Nunca olvidaré lo que hizo por mi”.
Pero hay algo más que decir sobre este profesor, tan enamorado de la ciencia, del Universo y de la enseñanza.
Trabajó intensamente por la paz
En 1985 escribió un informe sobre los efectos que una guerra termonuclear global causaría en el planeta. Gracias a su informe se comenzó a comprender la tragedia que causaría un invierno nuclear.
El hollín de las explosiones y los incendios de los bosques, la destrucción de gran parte de la capa de ozono, provocarían una casi total ausencia del calor y la luz del sol, la atmósfera, llena de polvo no dejaría pasar los benéficos rayos solares, la vida vegetal y animal sufriría una gran extinción.
En conclusión la tierra se vería afectada por un invierno nuclear, que duraría varios años.
La radiación remanente aniquilaría a mucha gente. La vida en el planeta se haría difícil y esto podría resultar en la extinción de la humanidad. A tal punto que los sobrevivientes a la catástrofe terminarían envidiando a los que habían muerto durante el conflicto.
Sagan pensaba que si no hemos encontrado aún seres inteligentes en otros planetas podría deberse a que esas civilizaciones se hubieran autodestruido al inventar como nosotros las armas nucleares.
Durante la presidencia de Reagan se negó a colaborar en la realización del programa de defensa conocido popularmente como “la guerra de las Galaxias”.
Fue un activista en contra de la guerra de Vietnam y de la carrera armamentista. Incluso fue arrestado una vez, por manifestarse junto a otros activistas y científicos.
Investigador espacial
Fue durante muchos años asesor científico de la NASA y sus investigaciones acerca de la posible existencia de otros mundos habitados, fueron muy fecundas. De hecho, hoy sabemos que existen planetas parecidos a la Tierra en nuestra misma galaxia, los llamados “exoplanetas” ya que se encuentran fuera del sistema solar. Se han descubierto varios, y gracias a las investigaciones hechas por este científico y otros, sabemos que varios de ellos podrían albergar vida.
Fue colaborador y asesor científico en el proyecto Apolo que terminaría llevando al hombre a la Luna.
Sagan no pudo ver lamentablemente los frutos de su trabajo pues moriría a causa de un cáncer, el 20 de diciembre de 1996.
Sagan colaboraría también en el proyecto Viajero, que consistía en el lanzamiento de naves no tripùladas, que investigan y sacan fotografías del sistema solar, atravesaran el mismo, yendo hacia el espacio interestelar.
En esta sonda, Sagan, colocaría una plancha de oro, en la cual se encuentra el dibujo de un hombre y una mujer humana, saludando amigablemente, junto con una indicación del lugar en donde se encuentra el planeta Tierra. También un disco de oro, (un material duradero) en el cual se grabaron los sonidos de la tierra, en donde hay música de Beethoven, Mozart, y de los Beatles y el rock Johnny b Goode, de Chuck Berry, también saludos en todos los idiomas de la Tierra. Quién sabe si alguna vez el mensaje será encontrado por una civilización extraterrestre inteligente.
Las mejores fotografías que tenemos del sistema solar, fueron sacadas por estas sondas. Tal vez una de las más hermosas fue obtenida por sugerencia de Sagan durante el viaje del Viajero 2. La sonda se encontraba en la órbita de Neptuno, y desde allí a unos 6.000 millones de Kilómetros de la Tierra, el Viajero enfocó sus cámaras a nuestro planeta. Se veía como un punto azul pálido.
Tal vez la más hermosa y profunda reflexión que hizo Sagan, surgiría de la observación de esa imágen y es la que a continuación transcribimos:
Un punto azul pálido
Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de la moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que en su gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… es desafiada por este punto de luz pálida.
Nuestro Planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida.. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Asentarnos, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una formadora de humildad y carácter. Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos más amablemente los unos a los otros y de preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido.
Carl Sagan.
Muy probablemente, el profesor Sagan se encuentra ahora frente a Dios, y creo, que debe estar haciéndole muchas preguntas.
Eduardo Ojeda
Notas: *Un astrobiólogo es el científico, que partiendo del estudio de la vida en la Tierra y su evolución, trata de investigar sobre cómo sería la vida en otros planetas, y cómo evolucionaría en ellos. De hecho Carl Sagan dedicó gran parte de su vida a trabajar en el proyecto SETI en donde se intentó por medio de la emisión de mensajes en ondas electromagnéticas dirigidas al espacio, en mandar mensajes que pudieran ser captados por otras civilizaciones inteligentes en el Cosmos, o en recibirlos.
+ El método Kosher es una técnica que usaban los judíos, y aún usan, para matar a los animales que consumen desangrándolos, puesto que el libro del Levítico prohibe a los judíos comer carne con sangre.
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