
En un nuevo aniversario de la pascua del padre Dehon (12 de Agosto), compartimos partes del Mensaje Final de la IX Conferencia General a la Congregación SCJ y a la Familia dehoniana. Esta conferencia se celebró durante el pasado febrero de 2022 en Roma, sobre el tema: “Dehonianos en los compromisos sociales: el impacto del amor de Dios en nuestra sociedad”.
“El reino del Corazón de Jesús en la sociedad es el reino de la justicia, de la caridad, de la misericordia, de la piedad por los pequeños, los humildes y los que sufren. Les pido que se dediquen a todas estas obras, que las animen, que las sostengan. Apoyen a todas las instituciones que deben contribuir al reinado de la justicia social e impedir la opresión de los débiles por los poderosos”.
(P. Dehon, RSC 610)
Siguiendo las huellas del padre dehon…
- “El trabajo debe continuar” (P. Dehon, LCC 8090139/48). Así es como la IX Conferencia general ha querido recoger el testigo dejado por el P. Dehon: para continuar la labor que él inició, sus iniciativas y sensibilidades en el campo del compromiso social. Los tres objetivos de la Conferencia (IL pag.3) han sido retomados y reelaborados en dos direcciones:
- Una inspirante: ser portadores de esa bienaventuranza que nace de la relación con el Hijo del hombre que es aquel que vive y expresa lo verdaderamente humano (cf. Lc 6,20-23); que no se dejó seducir por lo inhumano, sino que, por el contrario, alberga un profundo amor por la vida y una pasión por la dignidad humana.
- Una práctica: reconocer y renovar con Jesús y al estilo de Jesús, según el carisma que nos dejó el P. Dehon, nuestra presencia en la llanura (de los hombres y de las mujeres de hoy) después de haber estado en la montaña (de la contemplación y la experiencia primordial)
- Las ponencias, los videos y los intercambios propuestos durante las sesiones de la asamblea, nos han confirmado que la espiritualidad del Sagrado Corazón, tal como la vivió el Dehon, se manifiesta encarnada en el compromiso eclesial y social. Gracias a lecturas y análisis cualificados, el P. Dehon se preparó y desarrolló una viva sensibilidad y una capacidad de apertura para poder interpretar de forma evangélica la situación de su tiempo. Esto no siempre ha sucedido en la historia y la experiencia de la Congregación, encontrando resistencias e interpretaciones negativas. A pesar de ello, muchos hermanos han seguido la intuición carismática del P. Dehon y se han comprometido con una presencia en el ámbito social: nuestro homenaje va a todos ellos, especialmente a los muchos que todavía hoy comparten la alegría del servicio a los últimos.
- Confrontarnos con la Palabra de Dios nos lleva a reforzar la identidad del ser humano que procede del Creador en un mundo que la pone en crisis a causa de opciones e ideologías que parecen destruir el tejido humano. Así, nuestras elecciones encuentran su fundamento en el amor que nos hace alcanzar la estatura de Cristo y en la reparación según nuestras Constituciones (Cst. 23), que son las fuerzas que nos transforman para transformar, nos reparan para reparar. De este modo, la adoración se convierte en ese espacio en el que nos ponemos ante el Señor que nos inspira en la acción, haciendo de ese momento la culminación de la eficacia a la que podemos aspirar.
- Releyendo la Doctrina social de la Iglesia, hemos tomado conciencia de que el compromiso social tiene sus raíces en el ejemplo del propio Jesús de Nazaret, que pasó su ministerio haciendo el bien y curando a toda persona de la enfermedad. Siguiendo su ejemplo, la preocupación por los pobres ha sido una constante en la práctica de la Iglesia desde sus orígenes. Los Padres de la Iglesia no se cansan de insistir en la necesidad y la prioridad de atender a los pobres. En el centro de nuestra atención está, pues, la persona humana, por la cual Dios se ha incomodado y cuya humanidad ha asumido. La humanidad concreta tiene los rostros y las heridas de las personas que encontramos a lo largo del camino.
- En los últimos años, el magisterio pontificio ha ampliado su horizonte adoptando la perspectiva del desarrollo integral de la persona. Esta atención no es nueva para nosotros, puesto que el P. Dehon siempre ha propuesto trabajar sobre todas las dimensiones constitutivas de la persona: social, económica, personal, relacional, trascendente y religiosa. Así lo hacen las encíclicas Laudato Si’ y Fratelli Tutti del Papa Francisco, abordando el desarrollo integral de la persona humana, la dimensión ecológica y el cuidado de la casa común. La nueva antropología ética que nace de estos documentos del Papa Francisco nos hace comprender que las heridas y fragilidades son parte integrante de la persona.
- A la luz de lo anterior, subrayamos que nuestra preocupación y “acción social” no se limita a acciones especificas y puntuales, sino que incluye toda la riqueza de nuestras relaciones con los demás, con el mundo y con Dios. Así, reafirmamos que en el centro de nuestras preocupaciones está el deseo de promover el desarrollo integral de la persona y de la comunidad humana en la que vivimos.
- Nuestras actitudes deben caracterizarse por una calurosa acogida, sin prejuicios, una escucha atenta, una dedicación cordial al otro, un esfuerzo vivo por reconstruir las relaciones humanas interrumpidas o desgarradas, la personalidad destruida por una adicción o un pasado hecho de fracasos. De este modo, nos ponemos al lado de las personas, haciendo que florezca de nuevo su capacidad de vivir la vida en libertad y con dignidad, sin convertirse en esclavos de prejuicios o condenas.
- Conocer algunas obras sociales dehonianas nos ha permitido sacar a la luz los valores que las sustentan, como la acogida, el amor que repara y recrea, el ofrecimiento de una espiritualidad, el amor oblativo, el cuidado, no sólo hacer el bien sino hacerlo CON amor. De hecho, a la pregunta: “¿cómo ser profetas del amor y servidores de la reconciliación hoy?”, respondemos: “trabajando juntos, no sólo PARA los demás sino CON los demás, integrando a los destinatarios en un círculo virtuoso que los promueva como protagonistas del cambio. Porque amar es nuestra misión… y la fuente de nuestra alegría”. También nos ha permitido comprender cómo nuestra atención y acción tienen la capacidad de abrir caminos de renacimiento, de reactivar la realidad en la que actuamos, dando lugar a un futuro relacional y transformador. Nuestro vivir y transmitir el amor que hemos recibido de Dios fundamenta nuestra acción y abre el camino a que todos se sientan amados, respetando las peculiaridades y las diversidades culturales.
- En este proceso se destaca el esfuerzo por crear sinergias entre la Congregación y otras realidades: congregaciones religiosas, movimientos laicales, iglesias, asociaciones…, creando una colaboración fraterna en proyectos de reparación regenerativa e integral. Esto nos abre la posibilidad de ser no sólo nosotros promotores sino también colaboradores en proyectos nacidos en otros contextos, aportando a ellos nuestro carisma y nuestra sensibilidad dehoniana.
- Este camino exige que asumamos el estilo del “Siervo fiel”: el Hijo fiel, siervo del Padre (Hb 3-4), y por tanto digno de confianza. Esta llamada es a ser fieles al Evangelio y fieles al legado del P. Dehon. En efecto, también el Corazón de Cristo está traspasado, frágil, herido. De él brota la ética de la amistad social, la del servidor fiel y prudente que se convierte en amigo, negándose a convertirse en un ídolo de sí mismo. Allí leemos la fuente del amor/caridad: nos amó hasta la muerte, y una muerte de cruz. Así redescubrimos el movimiento de las palabras clave de nuestra experiencia espiritual: reparación, salvación, perdón, resurrección. Entonces seremos capaces de mirar al otro como a un hermano, incluso cuando conozca límites y errores, heridas y derrotas. Sólo así, porque su Camino es nuestro camino (cf. Cst. 12), seremos dignos de la confianza depositada en nosotros.
- Hemos redescubierto la belleza de vivir la reparación como fuente de alegría por la experiencia de la salvación recibida y luego ofrecida a los demás. Así son la vida y los gestos de Jesús, que nos ofrece una nueva perspectiva, un nuevo potencial, un nuevo comienzo.
Por esta razón:
- sentimos que no somos simplemente “trabajadores sociales”, sino que en el servicio social, prestado para llevar adelante caminos de cambio, con espíritu evangélico y al estilo del Fundador, expresamos plenamente nuestro ser dehonianos;
- vivimos la reparación en el compromiso social, basándola en una antropología dialógica que no olvida las heridas que nos constituyen, sino que propone un camino de regeneración relacional que activa las inmensas posibilidades de la persona. El estilo que debemos adoptar es el de Jesús, que se relacionaba con todos sin condenar nunca a nadie;
- entendemos que la atención social no es simplemente un hacer, sino un cómo hacer, porque es como un “mapa mental y afectivo” que nace de la contemplación del Corazón traspasado;
- reafirmamos, siguiendo las huellas del P. Dehon, que nuestro compromiso social promoverá el desarrollo humano integral, teniendo como criterio básico la dignidad de la persona.
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