
Desde comienzos de 2022, al menos 10 sacerdotes, todos ellos de la comunidad clandestina de Baoding (Hebei) han desaparecido a manos de la policía, según informa Asia News. La falta de noticias de cuatro de ellos se ha evidenciado hace relativamente poco tiempo, hacia fines del pasado mes de abril.
Familiares de los sacerdotes han acudido a las autoridades de la localidad para pedir información o encontrar una forma de comunicarse con ellos, aunque sus intentos han sido en vano. Entre tanto, varios sacerdotes que todavía se encuentran en libertad temen ser detenidos en breve. A los curas desaparecidos se los somete al llamado guanzhi, una restricción de movimientos y actividades para obligarles a participar en sesiones políticas, con el fin de que se adhieran a la Iglesia oficial. Esto implica afiliarse y someterse también al Partido Comunista Chino. Las leyes del país permiten esta práctica por un periodo máximo de tres años sin que se presenten cargos.
Siempre según Asia News, “En la diócesis de Hebei, el obispo oficial publica una carta pastoral en la que asegura haber concelebrado en los últimos meses con 30 sacerdotes que hasta ayer eran de la comunidad ‘subterránea’. Instrumentaliza la Guía Pastoral publicada por el Vaticano en 2019 para obligarlos a unirse a la Asociación Patriótica. Una fuente local comenta: «Hay una presión sin precedentes sobre el clero en una Iglesia que siempre había resistido. En las comunidades reina la confusión”.
Según ReligionenLibertad, “en setiembre de 2018 el Vaticano y el Gobierno chino llegaron a un acuerdo que trata sólo sobre la ordenación de nuevos obispos, pero en China las autoridades lo utilizan para exigir a todos los sacerdotes que se afilien al Partido Comunista o sus organizaciones filiales y así integrarse en las comunidades oficiales supervisadas por el régimen. El acoso con este tipo de detenciones y reeducación, el guanzhi, es el castigo para los clérigos que no ceden”.
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