FRANCISCO: NO a la COLONIZACIÓN IDEOLÓGICA

el papa francisco en un estrado hablando a los canadienses
Francisco en Quebec: “en el espíritu de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”.

Ya casi finalizando su reciente viaje a Canadá, el papa Francisco dió en Quebec un discurso contra “La colonización ideológica que sofoca los valores de los pueblos”. Anteriormente -en su pedido de perdón- el Papa se había referido, en varias instancias, a los abusos de la Iglesia católica sobre los pueblos indígenas canadienses, en los “procesos de asimilación” perpetrados por el Estado durante los siglos XIX y hasta finales del XX.

Al hablar contra el “deplorable” sistema escolar, el obispo de Roma volvió a expresar su “profunda vergüenza y dolor… Renuevo mi petición de perdón por el mal hecho por tantos cristianos a los pueblos indígenas”.

Francisco criticó la “mentalidad colonialista” del pasado, añadiendo que “también hoy existen numerosas formas de colonización ideológica que chocan con la realidad de la vida, ahogan el apego natural de los pueblos a sus valores e intentan desarraigar sus tradiciones, su historia y sus vínculos religiosos”.

En su discurso, el Papa defendió el multiculturalismo y se comprometió a promover los derechos de los pueblos indígenas y a “avanzar en un camino fraternal y paciente… trabajando por la sanación y la reconciliación… La Santa Sede y las comunidades católicas locales mantienen una voluntad concreta respecto a la promoción de las culturas indígenas, con caminos espirituales específicos y apropiados, que incluyan la atención a sus tradiciones culturales, sus costumbres, sus lenguas y sus procesos educativos propios, en el espíritu de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”.

Contra la cultura del descarte, recordó el Papa: “Este es el caso de las colonizaciones ideológicas. Si en su momento la mentalidad colonialista se desentendió de la vida concreta de los pueblos, imponiendo modelos culturales preestablecidos, tampoco faltan hoy colonizaciones ideológicas que contrastan la realidad de la existencia y que sofocan el apego natural a los valores de los pueblos, intentando desarraigar sus tradiciones, su historia y sus vínculos religiosos. Se trata de una mentalidad que, presumiendo de haber superado “las oscuras páginas de la historia”, da cabida a la así llamada cultura de la cancelación, que juzga el pasado sólo en función de algunas, de ciertas, categorías actuales. Así se implanta una moda cultural que estandariza, que vuelve todo igual, que no tolera las diferencias y se centra sólo en el momento presente, en las necesidades y los derechos de los individuos, descuidando a menudo los deberes hacia los más débiles y frágiles; los pobres, los emigrantes, los mayores, los enfermos, los no nacidos… Son ellos los olvidados por las sociedades del bienestar; son ellos los que, en la indiferencia general, son descartados como hojas secas para ser quemadas”.

Por su parte, Mary Simon, la primera gobernadora general indígena de Canadá, le recordó a Francisco el trabajo que queda por delante (estaba entre los presentes el primer ministro, Justin Trudeau): “Independientemente del lugar desde el que nos escuche… está en tierra indígena”, dijo.
Simon elogió a los supervivientes de los internados católicos que acudieron a escuchar al Papa “con los corazones y las mentes abiertas, algunos dispuestos a perdonar y otros que aún viven con dolor, pero todos dispuestos a escuchar”. La visita del Papa, añadió la gobernadora, ha sido “un paso importante hacia un mayor diálogo y acciones que lleven a una verdadera reconciliación”.