AUSTRALIA: IGLESIA y REFORMAS

panorama del consejo plenario
Consejo Plenario: “tenemos un largo camino por recorrer en la comprensión del papel apropiado de la mujer en la vida de la Iglesia”.

A mediados del pasado mes de julio, la Asamblea del Consejo Plenario de la Iglesia australiana culminó un proceso de discernimiento sinodal que ha durado cuatro años. El aporte de más de 220 mil católicos fue plasmado en un documento guía cuyas propuestas fueron luego sometidas a votación. Entre las propuestas aprobadas se destacan las referidas al rol de la mujer en la Iglesia, que promueve incluso el diaconado femenino. También se aprobaron otras enfocadas a reformar el gobierno de la Iglesia y la posibilidad de la creación de un organismo sinodal nacional. En Australia hay cerca de 5 millones de católicos que representan el 20% de la población.

Fue aprobada la propuesta de una nueva traducción del Misal Romano, un mayor uso del “tercer rito” de la confesión y otras más con la mira puesta en reformar la gobernanza eclesial local. Estas reformas se aprobaron en el último día de votación durante el consejo plenario en Sydney.

Los obispos y los miembros del consejo acordaron que la Iglesia en Australia “implementaría” el diaconado femenino si el derecho universal de la Iglesia lo permite, y que las mujeres formarán parte de las “estructuras de decisión” del gobierno eclesial local. Cada diócesis se comprometería a encontrar “nuevas oportunidades para que las mujeres participen en los ministerios”. La propuesta sobre el diaconado femenino convierte a Australia en la segunda Iglesia local, junto con la Amazonia, que ha manifestado su disposición a la posibilidad del diaconado femenino.

Respecto al Misal romano en inglés, se señala que el papa Francisco ha reformado el proceso de las traducciones litúrgicas dando mayor libertad a los obispos locales, lo que abrió el camino para que en Australia se impulse una revisión.

Otra propuesta significativa aprobada es la petición de un uso más amplio de la “Tercera Forma del Rito de la Penitencia”, conocida como “absolución general”. Se trata de una forma de ofrecer la reconciliación a grupos, en lugar de hacerlo mediante la confesión individual. En los años posteriores al Concilio Vaticano II (1962-65), el “tercer rito” se hizo popular en Australia, sobre todo en las diócesis rurales, donde hay una gran escasez de sacerdotes. El Consejo Plenario ha acordado solicitar al Papa que “considere si la Tercera Forma del Rito de la Penitencia podría tener un uso más amplio en ocasiones en las que sea particularmente apropiada”.

Finalmente, el consejo aprobó mociones sobre una serie de temas que proponen un proyecto para la futura dirección de la Iglesia en Australia. Entre ellas se incluye un “marco nacional para la formación en la Doctrina Social Católica” y un compromiso para que todas las parroquias e instituciones de la Iglesia actúen sobre el medioambiente mediante la elaboración de planes de acción Laudato Si, basados en la encíclica del Papa. El consejo también se ha comprometido a hacer frente a la “cultura del clericalismo” mediante la inclusión de los laicos en las decisiones importantes y a garantizar que la gobernanza se lleve a cabo de manera “sinodal” a través de estructuras como los consejos pastorales. Se manifestó el compromiso con el “liderazgo sinodal previsto en el Vaticano II” y reclamado por Francisco.

La única propuesta que no se aprobó fue la de permitir que los laicos prediquen en la misa.

El proceso plenario es una respuesta a las devastadoras revelaciones de abusos sexuales por parte del clero en la Iglesia, que han llevado a pedir una profunda reforma y renovación. El primer día de la asamblea se aprobó una liturgia de lamento por los abusos y la aprobación de mociones sobre la salvaguarda.
Un consejo plenario es la instancia más importante de encuentro de una Iglesia local y sus decisiones finales deben ser refrendadas por el Papa.

Hubo un momento de mucha tensión en el pleno del Consejo de Australia, días antes, después de que las mociones sobre el papel de la mujer no obtuvieran la mayoría -en un primer intento- y varias delegadas protagonizaran una protesta silenciosa dentro del salón de actos. La propuesta que incluía la resolución para considerar el diaconado femenino, en caso de que el papa Francisco lo autorizara, fue aceptada por la mayoría de los 277 delegados, pero no fue aprobada después de que los obispos no alcanzaran la mayoría necesaria.

Según el reglamento del consejo plenario, todas las mociones requieren una mayoría de dos tercios de los delegados y obispos. Los miembros del consejo tienen un voto “consultivo” y los obispos uno “deliberativo”. El resultado de la votación provocó el malestar de varios delegados y delegadas que se mantuvieron en silencio en un lado de la sala de asambleas para manifestar su sentir. Los procedimientos se suspendieron y los obispos iniciaron una reunión de emergencia para encontrar una solución. Tras las conversaciones, el consejo anunció que los miembros reconsideraron las mociones que no fueron aprobadas y formaron un comité de redacción de cuatro personas para elaborar un nuevo texto que finalmente fue presentado y aprobado el último día, también por los obispos.

El arzobispo Timothy Costelloe, presidente del Consejo Plenario, se dirigió a la asamblea en el momento más crítico. Con tono humilde y conciliador, reconoció que “tenemos un largo camino por recorrer en la comprensión del papel apropiado de la mujer en la vida de la Iglesia”. Así, el reto es “avanzar” para “comprender correctamente el plan de Dios en relación con las mujeres”. En este sentido, dijo que es evidente que “este momento” se aprecia reservado “por Dios para nosotros” para saber “comprender” el camino a seguir. Y el vicepresidente del Consejo, el obispo Shane Mackinlay, dijo que la Iglesia había evitado el desastre al aceptar las propuestas reformuladas: “Creo que con el tiempo recordaremos esto como un acontecimiento extremadamente significativo en la vida de la Iglesia en Australia”. Mackinlay dijo que el fracaso inicial de las mociones dejó una “imagen terrible” para la Iglesia. “Se percibió como un rechazo a las legítimas preocupaciones que las mujeres y los hombres de la Iglesia han tenido durante tanto tiempo”, dijo.

Erin Gillard, una feligresa de Oran Park, dijo durante una sesión informativa: “Ha sido una oportunidad para tener una base y un punto de partida. Siento que ahora puedo ir a casa con mi hija y decirle que sí, que la Iglesia católica valora a las mujeres y a los hombres, y que es un buen día en ese sentido”.

La hermana canosiana Melissa Dwyer, que formó parte del comité junto con Renee Kohler-Ryan, directora nacional de la Facultad de Filosofía y Teología de la Universidad de Notre Dame Australia, dijo que se alegraba de que ambas mujeres también formaran parte del proceso de redacción. “Confío en que es un documento que realmente honra el espíritu de la reunión”, dijo la hermana Dwyer. “Al mismo tiempo, también confío en que hemos tenido en cuenta la inspiración original que vino de esas miles de personas que han formado parte de esta jornada desde el principio de las diferentes fases de escucha y discernimiento”, dijo.

Kohler-Ryan dijo que el mayor reto y la mayor responsabilidad fue tratar de considerar plenamente las diversas opiniones expresadas en los debates y en los comentarios recogidos de los fieles. “La sabiduría de la Iglesia de Cristo, su Escritura y su tradición, ilumina un camino que en realidad nos exige a todos”, dijo Kohler-Ryan. “Los católicos todavía tienen pendiente materializar la ‘hora de la mujer’ de la que habló Pablo VI en la clausura del Concilio Vaticano II”, dijo.

El diaconado, que es un oficio distinto del sacerdocio, es reclamado en lugares como la Amazonía y Australia, como una forma de reforzar la presencia de la Iglesia, allí donde hay una grave escasez de sacerdotes.

con informaciones de Buena Voz Noticias