
Así lo pide en una reciente entrevista -de la que presentamos algunos pasajes- la presidenta del Consejo Nacional de Laicos de Brasil (CNLB) Sônia Gomes de Oliveira. Son reflexiones recientes, en ocasión de la 39ª Asamblea General Ordinaria de los laicos. El tema elegido era “Laicos y Laicos Cristianos en Misión: Respondiendo a los Nuevos Desafíos”.
Sônia Gomes de Oliveira ayuda a reflexionar sobre elementos presentes en la vida de la Iglesia, especialmente en América Latina y el Caribe, como la Iglesia en salida, la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, su proceso de escucha y los desafíos de una Iglesia sinodal, tema que estará presente en la vida de la Iglesia durante los próximos dos años, como resultado del Sínodo sobre la sinodalidad.
¿Cuál es la realidad de los laicos en Brasil en un momento en que la vida de la Iglesia está muy marcada por la pandemia y la Iglesia se vio obligada a reinventar su labor pastoral?
El documento 105 de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), ya presentaba algunos desafíos, el desafío del clericalismo, de una Iglesia de laicos que se queda muy dentro de la Iglesia, no pudiendo comprender la realidad social, un laicado desconectado de los problemas sociales, un laicado muy centrado en el ministerio interno de la Iglesia, un laicado que no se inserta en la cuestión política. Aquí es donde se da esa toma de conciencia que es muy importante y que queremos para los laicos cristianos. Con la pandemia resultó que esto reveló mucho, las iglesias que terminan cerrando y los laicos, toda la Iglesia, toda la gente, termina teniendo que irse adentro, los laicos se tuvieron que adaptar. Aquel cristiano laico que no estaba acostumbrado a una experiencia comunitaria, en familia, de la experiencia de la Palabra de Dios, que no estaba acostumbrado a esta experiencia de inserción social, a ir a la solidaridad, a pensar la cuestión social, tenía cierta dificultad para asumir estos desafíos en este tiempo de pandemia.
… Creo que estos son los desafíos que necesitamos superar como laicos, un laico que pueda entender su vocación, su misión como sujeto eclesial, que necesitamos estar en nuestros ministerios dentro de la Iglesia, pero que necesitamos estar insertos en nuestra misión en la sociedad.
Ante los desafíos y las nuevas realidades, ¿cómo se debe implementar lo de ‘Iglesia en salida’ en el futuro de la Iglesia en Brasil?
Pienso que el primer paso es que el laico se reconozca como sujeto pastoral, no como objeto de cuidado pastoral, no como trabajador de la Iglesia. Porque mientras nos estemos viendo así, no podremos salir a esa Iglesia en salida que tanto nos pide el papa Francisco. Vamos a salir a hacer las tareas, porque el cura lo pidió, porque alguien lo pidió. Entonces, creo que la Iglesia tiene que abrirse a estos ministerios, garantizar la ministerialidad al laico cristiano, y luego el Sínodo para la Amazonía nos reveló mucho, que es necesario tener un laico que pueda, no sé si realizar tantos sacramentos, pero tener cierta autonomía para que se puedan realizar muchos ministerios que hoy dependen mucho de la presencia del sacerdote.
Cuando la Iglesia empiece a abrirse a esto, entendiendo a la mujer, también en su fuerte papel en la Iglesia, como gran colaboradora, como gran aportante dentro de la Iglesia, y tantos laicos y laicas, podremos asumir eso.
También el proceso de formación, que tenemos que entender que cuando nos gradúemos, y hablo como asistente social, que en mi rol como profesional del Trabajo Social, comprenda mi bautismo, que donde sea que esté, voy a poder dar también un testimonio de la garantía de las políticas públicas, la garantía de la vida, el protagonismo y la implementación de políticas públicas que defiendan la vida de las personas. Porque no basta estar en estos espacios y garantizar políticas que son de muerte, y muchas veces nos hemos encontrado laicos que lo hacen. Tenemos que tener laicos con capacidad y con formación de sujetos eclesiales.
¿Qué importancia puede tener esta Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe en el futuro, en los nuevos caminos de la Iglesia latinoamericana y caribeña?
La primera importancia debe empezar por nosotros los laicos, tratando de que esta asamblea pueda llegar a los más lejanos, al laico que está más lejos, al laico que está más en la periferia, para ser escuchado. Es precisamente cuando en esa carta de convocatoria de esta asamblea, el Papa Francisco dirá que la Iglesia se da en la fracción del pan, la Iglesia se da sin exclusión, la Iglesia se da desde esta participación de todos.
Si queremos una respuesta que logre salir de entre los muros de la Iglesia, somos los laicos los que tenemos que salir a escuchar a los más lejanos y los que vamos a poder dar una respuesta que va a poder lograr lo que queremos, una Iglesia encarnada en la vida, una Iglesia que escucha a todos, una Iglesia que tenga discípulos misioneros verdaderamente en salida, que sea coherente con el anuncio del Evangelio, y que también pueda estar viviendo esta experiencia del Evangelio que es escucha a los empobrecidos.
Ante esta necesidad de escuchar a todos, ¿cómo el Consejo Nacional de Laicos de Brasil trabaja en el proceso de escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, hacia el proceso de ulterior discernimiento?
Lo estamos haciendo por partes, empezando por el proceso de movilización ahora, y esta movilización pasa mucho en este encantamiento de los laicos por entender esta asamblea. Que no es solo ir por ahí, hacer un reportaje de escuchar a la gente… y que eso nos puede motivar a todos también. Entonces, que se dé ese proceso de escucha en las regionales, a través de los laicos. Que se encanten, animen y asuman este proceso de escucha, con tantos grupos y laicos como sea posible en sus regiones.
Dentro de los consejos laicos diocesanos, que se salga, que se tenga esta experiencia, pero también que no esté solo en los espacios del consejo laico. Que vayan buscando alianzas con movimientos sociales, con grupos que son laicos y que están alejados. Lo que estamos haciendo mucho es acercarnos a los que no están en los espacios de la Iglesia, escuchando a esos laicos que se han alejado de la Iglesia. ¿Por qué te alejaste? Pero ahora tienes la oportunidad de responder este cuestionario aquí, ven y únete a nosotros.
… Por mucho que la parroquia no lo haya hecho, corramos tras los cristianos, con prisa. Estamos usando mucho esa simbología de la Resurrección, la mujer que ve a Jesús Resucitado y sale corriendo a anunciarlo. Que también podamos salir apurados para poder buscar la mayor cantidad de laicos y laicas, sobre todo los que están fuera, porque los que están en los espacios de cabildo son considerados una élite para nosotros. Una élite que ya está en los espacios, ya está agregada. Así que volvamos atrás, busquemos a los que están más lejos.
La Iglesia está cada vez más involucrada en lo que surgió en el Concilio Vaticano II, pero que fue dejado de lado durante décadas, que es la sinodalidad. ¿Qué significa para los laicos y laicas el nuevo Sínodo sobre la sinodalidad y todo el proceso que comenzará en octubre?
Este proceso de sinodalidad se da mucho en el camino. Y como laicos y laicas, realmente necesitamos entender qué es esta sinodalidad, por qué la gente habla de esta sinodalidad. El Papa nos ha llamado mucho la atención sobre este proceso de sinodalidad. Entonces, como laicos y laicas, podemos entender qué espacio es el nuestro. Este camino con esta comunión, dentro de esta unidad, como decían los primeros cristianos, pero sabiendo que ese es nuestro espacio y lugar.
Está el papel del pastor, como obispo, como sacerdote, pero está nuestro papel, que también tiene su importancia en la Iglesia, que es tan importante como los demás. Esta sinodalidad avanza mucho en esta convicción de la presencia de los bautizados y bautizadas, respetando el papel del otro, pero con un testimonio maduro, y experimentando su papel y su ministerio, que es el nuestro, del laico. Nosotros, como laicos y laicas cristianas, tenemos mucho que aprender de este nuevo proceso de la sinodalidad, que no es sólo inclinar la cabeza y decir amén, no es eso. Es cada uno viviendo su papel, viviendo su vocación, viviendo su camino, comunión, unidad, pero según su ministerio.
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