(entrevista): “ACOGER, INTEGRAR, ACOMPAÑAR”

el matrimonio entrevistado sonriente junto a sus dos hijos y una abuela
“Hay que promover la vocación de acompañamiento”.

Queridos Amigos: Mónica Suárez y Gustavo Rodríguez son matrimonio, ella es docente, él, empleado bancario. Tienen 2 hijos, Agustín (26) y Nicolás, (23). Integran la comunidad parroquial de Lourdes, en Malvín («vieja barriada sin fin»). En 2008 comenzaron a trabajar en Pastoral Familiar, en 2015 asumieron como coordinadores de Pastoral Familiar de Montevideo, donde se destaca la realización de variados encuentros y talleres (como Preparación al Matrimonio, para Personas Separadas, para Personas Viudas, en distintas parroquias…  también talleres en función de «Amoris Laetitia»…). Son de esa gente linda que siempre está para acompañar, «en las lindas, y en las otras también», esencialmente amigos. Vienen de participar en el X Encuentro Mundial de las Familias, junto al papa Francisco en Roma. Para conversar sobre ello es que la semana pasada, a la nochecita y luego de una jornada laboral, nos recibieron en su casa y conversamos:

Participaron en el X Encuentro Mundial de las Familias, cuéntennos: ¿Quiénes son las personas que participan? 
Es para todos, abierto, en general uno se puede inscribir, pero este año en particular, por el tema de la pandemia, fue más limitado. Los cupos por país eran limitados, otros años fueron Encuentros multitudinarios. Francisco ha hecho mucho énfasis en la integración. De hecho, el Encuentro arranca con un Festival, gente dando testimonio, que le habla directamente al Papa, muy variado. Por ejemplo, el testimonio de un matrimonio que no estaba casado por Iglesia; otro, una familia que acogieron a inmigrantes, con todo lo que ello conlleva; otra familia con su hijo con síndrome de Down; otra familia que habían atravesado el tema de infidelidad; otra familia que perdió al papá en una misión de paz. En fin… así arrancó el Encuentro, contemplando muchas situaciones reales y concretas, todas las conferencias fueron sobre la iluminación de un tema.
El Papa insiste en que en cada una de las situaciones puede haber una familia de Nazareth, y no es solo la Sagrada Familia de la estampita, hay que rascar un poco más y ver por ejemplo a María que queda viuda, sola, a su Hijo que es perseguido, torturado, en fin… 

¿Algo que destacarían del Encuentro?
Algo de lo que se venía hablando -y surge ahora como una aspiración- es desarrollar un poco más el tema de la vocación al matrimonio. Por ejemplo, para las vocaciones religiosas hay años de preparación, de acompañamiento, de estudio… Ahora, la vida matrimonial es también una vocación: vos tenés que desarrollar tu ser cristiano en ese contexto, y no hay ayuda en el discernimiento, no tiene acompañamiento, la capacitación es nula. Entonces hay un énfasis en poder incluir la vocación al matrimonio dentro de la pastoral de las vocaciones.

 

Francisco está hablando sobre la santidad en la familia de una forma más clara, sencilla?
Francisco lo que está rescatando es: vamos a repasar un poco lo que significa la santidad. Santidad es convertirse cada vez más a Cristo, al Evangelio, sirviendo con ternura, con integración, con generosidad, con gratuidad; y esto normalmente se da en la familia, es un camino de santidad, y que esto se pueda vivir con Jesús es la parte de espiritualidad que la Iglesia está llamada a anunciar. Francisco está llamando a ir al punto original de la cuestión.
Realmente los de esta parte del mundo hemos sido bendecidos con el papa Francisco, pues habla nuestro idioma, nuestro lenguaje, y seguro lo hace más accesible. Un ejemplo: en el Encuentro anterior a éste, dijo: «en la familia vuelan platos» o sea, en la familia pasan cosas, (imaginen la dificultad para el que estaba traduciendo…).
El Papa hace un esfuerzo por aclarar «lo normal de la santidad». Desmitificar: un santo no es el que no se equivoca nunca, ni el que siempre saca la mejor nota en clase; no, el santo es alguien común. Desde el Vaticano se define, y aparece el término «Iglesia doméstica». Leímos por ahí: «con Francisco nada cambia y todo cambia»… la Iglesia es Madre misericordiosa, llamada a integrar a todos, Jesús habló a todos.
Francisco dice que hay que hacer un acompañamiento, el matrimonio es un Sacramento, hacer un catecumenado, seguir recordando que la vida cotidiana está llamada a ser una vida en santidad. Todo esto es así; pero por otro lado, en la Iglesia madre, si alguno no pudo por algún motivo, no lo voy a condenar al infierno, no me corresponde. Lo voy a acompañar, a integrar, ayudar a sanar las heridas, sigue siendo familia.

 

Respecto a este tema ¿Cómo estamos, como comunidad cristiana, ante los separados o divorciados en nueva relación?
El papa Francisco ha pedido especialmente que se acompañe en ello. Un énfasis importante y no solo en esas realidades, sino en todas, fue la necesidad de desarrollar «el acompañamiento» tanto para los que están bien, como para los que están en crisis. El énfasis es promover el servicio, la vocación o el ministerio de acompañamiento, de unos con otros, cruzados, en una colaboración del ministerio ordenado, con familias, con religiosos; o sea: generar instancias de encuentro.
Desarrollar el Ministerio de acompañamiento como cuerpo, juntos, que nadie quede ni se sienta excluido.
¿Cómo acompañamos a otro? Hay que tener vocación y formarse para ello. Acompañar es «acompasar», unos van más rápido, otros más lento. O sea, hay comunidades donde esto pueda estar funcionando bien, en otras quizás no; no se puede generalizar.
Por ejemplo, existe y hemos visitado la preciosa experiencia del grupo «El Alfarero» y vimos cómo se acompañan. Es un llamado a integrar también. Nos preguntamos ¿puede un matrimonio separado acompañar a un matrimonio de recién casados? Sí, el asunto es formarse adecuadamente, siempre estamos hablando desde la fe, la buena intención. Hay 3 palabras claves, ACOGER, INTEGRAR, ACOMPAÑAR, no discernir por el otro, sino animar al discernimiento.

 

Francisco ha fijado para el próximo 24 de julio la ll Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos, ¿Qué representan nuestros viejos?
Cuando uno se pone mayor, va perdiendo fuerzas, habilidades, siendo más vulnerable, frágil. Una es la aceptación para poder recibir ayuda, entonces una de las conversiones interiores es la de dejarse ayudar con humildad, porque eso que los demás hacen por nosotros, será de santidad para ellos. La otra cara es que los abuelos compartan toda la riqueza que ellos tienen. Es un llamado a unirse, a que los jóvenes también les pregunten y escuchen sobre sus historias de vida, que se hagan un tiempo para escucharlos.
Por ejemplo, nosotros en una jornada que hicimos con los abuelos les decíamos «anímense a transmitir la fe»; y la verdad es que muchos se sintieron liberados con eso, pues muchos no se animan a transmitir la fe a sus nietos. Es un llamado a animarlos a hacerles ese regalo, con generosidad y respeto, sin imponer. Y bueno, los más jóvenes tendrán que dejar un poco el celular y volver a los vínculos, hay que aprovechar a los abuelos. La santidad en la familia… hay mucho de ello ¡cuántas personas sacrifican sus vidas por cuidar a sus familiares, las familias están mucho más cerca de la Trinidad de lo que ellas mismas creen! .

 

 

¡Muchas gracias, Mónica y Gustavo!
Dios Trinidad, sumérgenos en la corriente de tu Amor, que es plenitud en Comunión.
Que podamos ser testimonio y vínculo para una verdadera fraternidad,
donde nadie sea ni se sienta excluido,
sino llamados y bienvenidos todos.

María, Pequeña Nazarena, ¡ruega y acompáñanos! 
    Jorge Márquez, jardinero