ARGENTINA: BEATOS los MÁRTIRES del ZENTA

El pasado sábado 2 de julio, en el parque de la Familia de Orán, (norte argentino), Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, proclamó beatos a los sacerdotes Pedro Ortiz de Zárate y al jesuita Giovanni Antonio Solinas (natural de Oliena, en la provincia de Nuoro), conocidos como los «mártires del Zenta», debido al nombre del valle que evangelizaron en el siglo XVII.

Los principales concelebrantes fueron el nuncio apostólico en Argentina, Miroslaw Adamczyk; el obispo de San Ramón de la Nueva Orán, Luis Antonio Scozzina, y el arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de Argentina, Mario Aurelio Poli.
Entre los numerosos obispos también estaba Antonello Mura, obispo de Nuoro.
La homilía fue pronunciada por Semeraro, que se refirió a la historia del martirio de los nuevos beatos, «lejana en el tiempo, pero singularmente por algunos detalles sangrientos, también lejos de nuestra sensibilidad» (en aquel episodio, murieron también 18 laicos). Cuando hablamos de perseguidos y ejecutados por odio a la fe o por la justicia practicada por amor a Cristo, destacó, “surge una nueva interpretación, que Tertuliano expresó con esta frase clásica: ‘La sangre de los cristianos es semilla’”. Lo que da valor a la muerte “es la muerte del santísimo, es decir, del Señor, primera semilla de la que brotó la Iglesia. Cristo se hizo semilla y la Iglesia germinó”, afirmó. “Esto es precisamente lo que celebramos hoy, con el martirio de los bienaventurados mártires Pedro y Juan Antonio, celebramos el florecimiento, la primavera de la Iglesia”.
Semeraro dedicó unas palabras a los nuevos beatos: de Pedro Ortiz subrayó su ejemplo de testigo, que “conoció a los indios, los defendió, los bautizó y los mantuvo en la fe”. El Padre Solinas “era un italiano, originario de Cerdeña, ingresó en la Compañía de Jesús e inmediatamente después de su ordenación sacerdotal llegó allí dedicándose también a la evangelización de los indígenas. Al respecto, los testimonios destacaron su entrega generosa a sus necesidades, tanto espirituales como materiales”.