
En 16 años han sido asesinados casi 50 sacerdotes en el país; el 80 por ciento de los casos están impunes. Esto declara el p. Omar Sotelo Aguilar director del Centro Católico Multimedial (CCM), un observatorio que elabora informes de ataques a clérigos. Recientemente fueron ejecutados en la sierra Tarahumara en Chihuahua, los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora dentro de la iglesia de Cerocahui, cuando intentaban detener a un grupo delictivo que perseguía a un guía turístico para matarlo.
El p. Sotelo Aguilar asegura que las autoridades han olvidado las investigaciones de los ataques en contra de los sacerdotes en México. “Más del 80% de los casos que nosotros hemos reportado de sacerdotes asesinados, también son casos que han quedado ya en el olvido, que se han dado carpetazo y que ahí están”, denuncia.
Recuerda el caso emblemático del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993 en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara: “Al que hace 29 años asesinaron ahí en Guadalajara, hasta la fecha no hay ningún detenido, ningún responsable de los hechos, y la situación ha quedado prácticamente ahí traspapelada en los archivos de la justicia”.
Acerca de los recientes asesinatos a jesuitas, y la posterior sustracción de sus cuerpos -que luego fueron localizados-: “Es una señal brutal de poder, de imponerse, de manifestar a las autoridades ‘yo aquí vengo a hacer y hago lo que yo quiera, y si soy capaz de matar a un sacerdote, puedo matar a quién sea”.
El director del CCM considera que los asesinatos representan un hostigamiento muy fuerte en contra de la Iglesia: “Ofrece una estabilización social en la comunidad, que ofrece auxilio a hombres y mujeres, respeto y lucha por sus derechos humanos. Porque la Iglesia ofrece ayuda y auxilio a migrantes, a indígenas, a mujeres, se deja en la orfandad”.
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