
El p. Michel Abboud, presidente de Caritas Líbano, denuncia los sufrimientos del pueblo libanés durante la 42ª Convención Eclesial de las diócesis italianas, recientemente realizada en Milán: “Nuestro pueblo no tiene más que comer y muere por la incapacidad de pagar médicos y medicamentos”. La solidaridad también está en peligro: “Quien financiaba las actividades caritativas de la Iglesia se ha convertido ahora en un nuevo pobre”.
“¡No nos dejes morir!”. El p. Michel Abboud lanza su conmovedor llamamiento. El sacerdote denuncia con dolor que la población de su país tiene cada vez más dificultades para sobrevivir debido a la fuerte crisis económica y el consiguiente aumento de la inflación: “Nuestra gente se ve obligada a hurgar en los contenedores de basura para encontrar algo para comer. Y entre ellos no solo hay pobres sino también gente que forma parte de la burguesía libanesa: profesionales, comerciantes, docentes”.
Cuando el p. Abboud, después de que la ola pandémica se calmara, comenzó a ir de casa en casa nuevamente tratando de llevar alivio y consuelo a sus conciudadanos, se encontró frente a situaciones que nunca pensó que vería: «A menudo, me encuentro con alguien que, al no poder pagar las cuentas médicas, me dice: ¡Quiero morir aquí, déjame morir en mi casa! Recientemente nos hemos enterado de muchas personas que han perdido la vida porque no podían pagar el costo de un médico”.
Ayudar es casi imposible. Incluso para Caritas Líbano ayudar se ha vuelto complicado, a veces casi imposible. “No podemos ayudar a todos como nos gustaría, no podemos pagar la atención médica de todos los que la necesitan. La gente se está muriendo por la falta de productos de primera necesidad”, dice el presidente del organismo eclesial. Luego destaca una trágica paradoja: “Las mismas personas a las que ahora estamos ayudando, hace solo unos años vinieron a nuestras parroquias y nos ofrecieron su apoyo. Ellos fueron los que financiaron nuestras obras”.
La participación del p. Abboud en la conferencia de la Cáritas diocesana italiana esconde la esperanza de que el evento sirva de caja de resonancia para su sentido llamamiento. “Por favor – concluye el sacerdote – levantemos la voz: ¡necesitamos ayuda concreta para poder hacer vivir a nuestro pueblo!”.
Hacen muy buen trabajo, mil gracias.
Suelo hacerlo llegar por WhatsApp à mis amigos de España.
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