
El pasado 25 de Mayo, en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires se realizó el tradicional Te Deum por la fecha patria, presidido por el arzobispo Mario Aurelio Poli. Contó con la presencia de Alberto Fernández, presidente de la República Argentina, junto con otras autoridades. También participaron los obispos auxiliares de la Arquidiócesis de Buenos Aires y representantes de diferentes credos.
El arzobispo pidió a Dios: “atiende nuestros ruegos por la Patria, para que la prudencia de sus autoridades y la honestidad de sus ciudadanos robustezcan la concordia y la justicia y podamos vivir en paz y prosperidad”. Destacó el pastor que este era un momento para “renovar nuestra fidelidad a la noble herencia que nos urge reivindicar la tierra bendita del pan”, denunciando su falta, que debe llevar “a pensar en el prójimo y en sus necesidades básicas: educación, salud, justicia”.
Comentando la parábola del Buen Samaritano, Poli recordó aquella actitud que le llevó a “evocar los inmensos tesoros solidarios del que ha dado pruebas nuestro pueblo en situaciones difíciles”, personas a quien ve como “hombres y mujeres anónimos que no pasan de largo ante el dolor del semejante”. LLamó a “no renunciar a los valores auténticos que nos vienen del pasado, a pensar en los demás, antes que en nosotros”, rescatando “el alma de la Argentina fraterna en la que deseamos vivir”.
En el herido de la parábola vemos “a toda la humanidad herida al borde del camino de la vida”, y en el samaritano vemos al mismo Jesús “que se acerca, toca la carne herida, se compadece de la víctima y hace lo posible para mitigar su sufrimiento”. Una parábola que guía la Fratelli tutti, donde “el Papa nos dice: con sus gestos, el buen samaritano reflejó que ‘la existencia de cada uno de nosotros está ligada a la de los demás: la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro’ ”.
En Fratelli tutti descubrimos que “la persona está en el centro y se valora, ante todo, su inalienable dignidad”, entonces en nombre de la fraternidad, Poli llamó a “pensar y gestar una sociedad más abierta, evitando pertenecer solo a nosotros mismos y vivir como islas”.
También llamó a evitar enfrentamientos: “la democracia, que nos sostiene como cuerpo social organizado en instituciones, da lugar a la fraternidad, pero además requiere de la ética, la bondad y la solidaridad, la honestidad, el diálogo siempre beneficioso para el acuerdo y el compromiso por el bien común de todos, todo ello para evitar el enfrentamiento de unos con otros para preservar sus propios intereses”.
Poli animó a “que no nos cansemos de promover el bien, la justicia, la paz, cuidando de transmitir a las actuales generaciones de niños y niñas, adolescentes y jóvenes los valores más auténticos y el acervo cultural que nos identifica, para que ejerzan el derecho de saber que hay futuro y razones profundas para seguir viviendo y amando en nuestra Patria”.
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