
La teóloga colombiana nos acerca las siguientes reflexiones, desde Religión Digital: “En la audiencia general del 27 de abril el papa Francisco hizo una catequesis sobre la vejez. El olvido de los ancianos es un tema importante ya que los ancianos, lejos de ser un estorbo, son fuente de sabiduría y memoria colectiva. El Papa habló también de las suegras. Dice que reza por ellas y les hace un curioso llamado: “tengan cuidado con la lengua”.
Los pensamientos del papa Francisco sobre temas sociales son en general muy acertados y reflejan los valores del Evangelio. Pero en este caso ha decepcionado, ya que revela la mentalidad de la sociedad patriarcal en la que a las mujeres se nos atribuye rivalidades entre suegra y nuera y el pecado de la lengua. Es la típica imagen de la mujer chismosa, tejedora de enredos, celosa de su nuera porque le robó el cariño de su hijo.
Estas imágenes de mujer están cada vez más lejos de la realidad actual. Gracias al feminismo y a la teología feminista, la mujer tiene hoy horizontes más amplios y su realización es mucho más integral, aunque lo de arriba sigue presente todavía en algunos contextos. El Papa se refirió al libro bíblico de Rut, un texto que no refuerza viejos estereotipos, pero sí destaca el protagonismo de las mujeres. La lectura bíblica ha de hacerse hoy con la hermenéutica (= interpretación) actual. Gran parte del clero niega la posibilidad de una hermenéutica feminista y está lleno de prejuicios contra ella.
Las sociedades patriarcales son aquellas en las que se da preeminencia a lo masculino porque en el varón reside la inteligencia y la fuerza. Lo femenino es el complemento del varón con su intuición y delicadeza. Se toma este rol como secundario, menos valioso, subordinado. Por eso las mujeres han tenido tantas puertas cerradas durante siglos. Aún hoy hay muchos espacios impenetrables para ellas, además de la violencia de todo tipo que sufren, incluido el feminicidio.
En este sentido a la misma María madre de Jesús y nuestra, se la ha identificado con esa imagen. Pero no es la imagen auténtica que nos dan los textos bíblicos. María no fue una mujer sumisa y resignada. Hasta al ángel le pregunta: ¿Cómo podrá ser eso si no conozco varón? Y esto en una sociedad en la que a las muchachas se les organizaba el matrimonio sin que ellas pudieran intervenir. Ella quiere entender bien lo que se le propone, para responder libremente. No solo es capaz de tener voz sino de levantar la voz en el Magníficat contra los poderosos y los ricos; sugiere indirectamente un cambio en la sociedad para ser fieles al proyecto de Dios.
En las bodas de Caná se presenta como la primera discípula de Jesús e invita a todos a hacer lo mismo: “Hagan lo que Él les diga”. Mayo es un mes mariano y nos invita a resignificar también la figura de María. Ella es un modelo para varones y mujeres como mujer libre y fuerte en la que se superan los estereotipos de género y nos impulsa a construir esa igualdad fundamental entre varones y mujeres, propia del ser cristiano (Gál 3,28).
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