
El presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, arzobispo Stanislaw Gadecki, después de haber sido recibido en audiencia por el Papa el 28 de marzo declaró a los medios: “El Papa mantiene una gran distancia con el sínodo alemán porque ve en él un movimiento hacia la protestantización de la Iglesia, que a menudo es rechazado por los mismos protestantes”.
Esa declaración fue confirmada en un comunicado por la misma Conferencia Episcopal Polaca. El Papa alabó la generosidad de la Iglesia y del pueblo polaco para con los refugiados ucranianos (Polonia acoge a más de la mitad de los 4 millones de refugiados) y el presidente Dutra invitó al Papa para visitarlos. Pero no hizo esa declaración sobre el sínodo alemán. Hubo una rápida reacción del Vaticano a través del director de la Oficina de Prensa Matteo Bruni: “La posición del Papa no ha cambiado sobre el camino sinodal alemán. Su posición es la de la carta enviada a los católicos alemanes en junio del 2019”.
Ya los obispos polacos habían enviado el 22 de febrero pasado una insólita carta a los obispos alemanes contra ese sínodo y el presidente de los obispos alemanes Georg Batzing había respondido escuetamente: “Los católicos alemanes no tomaron el camino de la conversión y la renovación provocado por el escándalo de los abusos a la ligera, y desde luego no afuera de la Iglesia universal”.
En esta respuesta había una alusión clara a la resistencia de muchos obispos polacos en investigar y denunciar los abusos sexuales de su propio clero.
Por otra parte, el camino sinodal alemán está recién en una etapa intermedia después de la tercera asamblea sinodal de febrero pasado en Frankfurt, a la espera de decisiones. La próxima cita será allí mismo del 8 al 10 de septiembre próximo.
Batzing en la última entrevista que tuvo con el Papa dijo que “el Papa está muy bien informado sobre la situación de la Iglesia en Alemania y le hemos dicho que no queremos emprender ningún camino especial”. Lo que pasa en Polonia es que hay allí una Iglesia muy conservadora y la mayoría de los obispos se resiste a las aperturas de este pontificado.
Sobre el tema de los abusos, el abogado polaco Artur Nowak y el ex jesuita y profesor universitario Stanislaw Obereck, ambos víctimas sexuales de religiosos, han escrito un libro de mucha difusión: “Gomora: el rostro oscuro de la Iglesia”.
Por su parte el arzobispo de Gniezno, W. Polak, admitió “el fracaso de la jerarquía católica en enfrentar el tema de los abusos sexuales, por la poca transparencia, por relativizar los hechos, los encubrimientos, la tendencia a marginar a las victimas Su negligencia por no haberse acercado y defendido a las víctimas ha afectado gravemente nuestra credibilidad como comunidad eclesial… Es necesario un urgente proceso de purificación en la Iglesia porque muchos la han abandonado y la confianza pública en la institución de la Iglesia está en los mínimos”.
Además de una progresiva secularización que inevitablemente se da también en Polonia, la Iglesia es vista con mucho poder y privilegios, aliada con la derecha nacionalista. Sobre todo los jóvenes se van alejando; solo para el 11% de los estudiantes universitarios la Iglesia representa una autoridad moral en su vida, según recientes sondeos.
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