VATICANO: PROMULGADA REFORMA de la CURIA

bandera del vaticano ondeante, al fondo plaza san pedroDespués de nueve años de trabajo, ha salido la Constitución Apostólica: “Praedicate Evangelium” (=prediquen el Evangelio) del papa Francisco, que establece las reglas para la reforma de la Curia Vaticana y que entrará en vigor el 5 de junio próximo, día de Pentecostés.

Es el final de un camino que empezó hace nueve años con las primeras reuniones del Consejo de Cardenales. El Papa había recordado bromeando, hace poco, una frase de un ministro de Pio IX: “Hacer reformas en Roma es como limpiar la Esfinge con un cepillo de dientes”.
El objetivo de la reforma era transformar la curia, de órgano de poder a instrumento de servicio al Papa y a los obispos para el gobierno de toda la Iglesia. Ahora la curia ya no se interpondrá entre el Papa y los obispos, sino que estará al servicio de ambos.
Esta reforma fue fuertemente deseada por la mayoría de los cardenales antes del Cónclave y recién se estrena en el noveno año del pontificado del papa Francisco. Se han consultado no solo a los 16 dicasterios (o ministerios) de la curia sino también a los distintos episcopados.
La Iglesia en salida y la sinodalidad son los ejes principales de la reforma. La exhortación se explica a la luz de Evangelii Gaudium, la encíclica programática de Francisco; por eso se destaca la primera y más importante tarea de la Iglesia que es la evangelización, predicar el evangelio. Y por eso la precedencia en la nueva organización la tiene el dicasterio de la Evangelización, cuyo presidente será el mismo Papa.
El anuncio evangélico debe preceder a la doctrina. Enseguida después se encuentran el dicasterio de la Doctrina de la Fe al que se integrará la Comisión para la Tutela de los Menores, y el dicasterio de la Caridad. La Limosnería vaticana ha sido elevada al rango de dicasterio para el Servicio de la Caridad, es decir de la ayuda y promoción de los más necesitados a partir de la Opción evangélica por los Pobres.
La Caridad es más que una cuestión de limosnas. Estos tres dicasterios representan una triada que marca el sello de toda la Constitución Apostólica.También es redimensionada la Secretaría de Estado.
La apertura a los laicos no es una improvisación, sino la toma de conciencia de la corresponsabilidad de los laicos también en función de gobierno. La participación de los laicos en el ejercicio de gobierno en la Iglesia no les proviene del sacramento del Orden sino del Bautismo; el poder lo ejercen en nombre del Papa. Por eso se dice: “Cualquier fiel bautizado puede presidir un dicasterio o un organismo en función de su particular competencia y poder de gobierno”. Y esto vale para todos los organismos de la Iglesia universal. Además de la profesionalidad, se proponen criterios rigurosos para la elección del personal. Se limitan los cargos a cinco años, renovables tan solo una vez; y después cada cual deberá volver a su diócesis.
La curia deja de ser una casta aristocrática de funcionarios permanentes; ella también debe ser una Iglesia misionera, sinodal, centrada en el anuncio de la Buena Noticia y samaritana.
El Papa aboga también para descentralizar el trabajo y potenciar las Conferencias Episcopales locales. Más que aplaudir al Papa, los obispos deberían empezar a mirar y escuchar más a los fieles de su Iglesia local.
También la reforma económica está en marcha, pero el Papa insiste en que debe haber sobre todo una reforma interior, una conversión pastoral. La reforma de la curia, según el documento, “busca dar un fuerte testimonio cristiano, lograr una evangelización más eficaz, un espíritu ecuménico más fructífero, un diálogo más constructivo con todos”.