DÍA de la MUJER: BALANCE desde la IGLESIA

una mujer ofrece la comunion a otra que esta en silla de ruedas. las dos son muy mayoresLa teóloga española y miembro de una comisión vaticana que prepara el Sínodo, Cristina Inogés, ha dicho en ocasión del Día Internacional de la Mujer: “En este momento el futuro de la Iglesia está ligado, guste o no, al lugar que la mujer ocupe en la misma”, refiriéndose a que las mujeres son la mayoría del Pueblo de Dios (el 80%).  “Hay que conseguir entre todos que la mujer sea vista, tratada y respetada a la par del hombre…

…Será la prueba del fuego de que vamos madurando en la fe, en la manera de asumir el mensaje de Cristo. Hay que reconocer que ya se están produciendo cambios. Hay mujeres en los consejos episcopales y en puestos institucionales antes reservados a los sacerdotes. Son cambios reales, pero son pocos, lentos y sin proyección.
El papa Francisco ha nombrado a mujeres para cargos relevantes, sacándolas de la invisibilidad en la que se nos tenía tradicionalmente en la Iglesia. La única presencia de la mujer en algunos sectores vaticanos  era tan solo para trabajos  de limpieza.  A la mujer históricamente también se la ha considerado como un peligro sexual. Por otra parte, no hay que pensar que si fuéramos sacerdotes ordenados nuestra palabra sería más tenida en cuenta, por el  poder y prestigio que rodea al clero. Esto sería también clericalismo puro y duro. Nosotras mismas, las mujeres, tenemos que buscar los cauces para ser escuchadas, sin esperar a que nos autoricen o concedan el permiso. Lo que hace falta es una labor de concientización y formación que permita descubrir la teología bautismal de forma profunda. Tenemos a nuestro alcance plataformas impensables hace unos años para que nuestras voces sean escuchadas”.

A su vez la teóloga colombiana  Consuelo Velez escribe: “Ha habido en estos últimos años numerosos cambios a nivel civil;  hay  muchísimas más mujeres profesionales y su liderazgo y presencia en distintos ámbitos es innegable;  otra imagen de mujer emerge. Pero junto a estos logros, quedan pendientes aún demasiados cambios. Por ejemplo, el doble trabajo de la mujer adentro y afuera de casa sigue siendo una realidad; no solo porque muchos varones se niegan a realizar tareas domésticas, sino también porque muchas mujeres no logran repartir tareas porque creen que por ser mujeres lo hacen todo mejor y sin ellas hay caos. La paridad en el hogar es todavía algo a conquistar. Pero nada de esto se compara con la violencia física, sexual, psicológica y cultural que siguen sufriendo las mujeres. Los feminicidios no  paran; por el contrario aumentan. Hay una violencia sexual camuflada en el ámbito público y en todos los sectores, que la sociedad patriarcal no denuncia, no castiga  eludiendo sus responsabilidades. En la Iglesia todavía no se abren las puertas a las mujeres para que tengan voz en los niveles de decisión. Aún en la curia romana, cuando se nombra una mujer en un cargo directivo, siempre ha de compartir el cargo con un varón, cuando anteriormente solo los varones ocupaban esos cargos. Si tantas mujeres levantan su voz desde los ámbitos sociales, más tenemos que hacerlo nosotras en los ámbitos religiosos para seguir a Jesús y poner en práctica el Evangelio ya que el Reino de Dios exige la inclusión efectiva de todos y de todas”.

Por otro lado, el número de laicas y religiosas que ocupan cargos de responsabilidad en la curia vaticana se ha triplicado en una década. La última designación, como secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, fue la de la teóloga argentina Emilse Cuda, casada y con dos hijos. Margarita Romanelli que trabaja en la Santa Sede asegura que “pese a los que puedan pensar algunos, el Vaticano no tiene una estructura laboral machista. Hombres y mujeres nos jubilamos a la misma edad y no hay diferencia de sueldos  según el sexo. Hay que buscar un feminismo de colaboración y no de confrontación”.