El 15 de mayo será canonizado, junto con Charles de Foucauld y siete beatos más, el carmelita holandés p. Titus Brandsma. Fue escritor y periodista profesional, cofundador y después rector magnífico y catedrático de la famosa universidad católica de Nimega. También fue asesor religioso de todos los periódicos católicos de Holanda y una personalidad muy conocida en el país en tiempos duros y violentos.
Brandsma defendió la escuela y la prensa católica. Fue pionero de la presencia de la Iglesia en los modernos medios de comunicación. Se pronunció en contra de la ideología nazi “neopagana” aún antes de la guerra.
Con la invasión nazi en 1940 trató de persuadir a los periódicos católicos para que no publicaran propaganda nazi en sus ediciones, a pesar de la imposición nazi en los territorios ocupados.
Se negó a obedecer la orden de expulsión de los niños judíos de los colegios carmelitas. Colaboró en la elaboración de la famosa carta pastoral de los obispos holandeses, leída en todas las parroquias, que condenaba abiertamente las medidas contra los judíos y su deportación. Se afirmaba allí que el nazismo era incompatible con el cristianismo.
La reacción de los nazis fue brutal, deportando también a los judíos católicos que hasta ahora no habían sido tocados. Entre ellos cayeron también Edith Stein ya siendo religiosa (ahora santa Benedicta de la Cruz, patrona de Europa) y su hermana que terminaron en los hornos crematorios de Auschwitz.
Cuando Bélgica, Holanda y Luxemburgo fueron invadidos, Pio XII envió sentidos telegramas a los dirigentes de los tres países para “deplorar la injusticia y la iniquidad de la agresión”. Pero frente a la reacción brutal de Hitler a la carta pastoral de los obispos holandeses, se llamó a silencio optando por la diplomacia y la ayuda clandestina a los judíos.
La lucha del p.Bradsma contra la ideología nazi, por la educación y la libertad de prensa no pasó inadvertida a los nazis que lo arrestaron el 19 de marzo de 1942. Pasó de cárcel en cárcel hasta que fue enviado en un tren blindado con otras víctimas a Dachau en Alemania. En el campo de exterminio de Dachau había muchos religiosos y sacerdotes, incluso algunos obispos.
Había habido un acuerdo secreto con el Vaticano por el cual estos, provenientes de varias partes, eran agrupados en Dachau con ciertas concesiones especiales; podían usar el breviario para rezar y tenían una capilla para algunas ocasiones, pero tenían que trabajar duro y aguantar los mismos atropellos que los demás. Muchos de ellos murieron por cuidar enfermos de tifus debido a las terribles condiciones del “lager”.
Allí, de 1938 a 1945, estuvieron presos unos tres mil entre sacerdotes, religiosos, monjas, obispos y seminaristas. Un millar de sacerdotes y religiosos murió allí, en mayoría polacos.
Ya 56 sacerdotes y religiosos muertos en Dachau, han sido beatificados. Ahora al extremo del lager existe un monasterio de monjas carmelitas. Cuando Brandsma entró en el lager, según el p. Kentenich allí presente, dijo: “Ahora debo vivir lo que estuve enseñando”. Murió el 26 de julio de 1942 por una inyección de ácido fénico. A la enfermera que se aprestaba a cumplir con la orden de los nazis, le dijo: “Rezaré por ti”. Ella, que también era una presa holandesa, vivió el tiempo necesario para dar un testimonio decisivo para la beatificación del sacerdote. A ella el p.Tito le regaló su rosario para que pidiera por la paz. Ella recordaba una frase del p.Brandsma frente a cierta conducta de algunos sacerdotes: “Los mejores sacerdotes no son siempre los que desde el púlpito hacen las predicaciones más bellas, sino los que sufren y ofrecen sus sufrimientos por los pecadores”. Brandsma es el primer periodista canonizado en la historia de la Iglesia y su fiesta se celebra el 27 de julio.
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