En uno de los países más católicos del mundo como es Colombia, la Corte Constitucional despenalizó la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 24. He aquí el comentario de la teóloga colombiana laica Consuelo Velez: “Esta despenalización ya existe en otros países de América Latina como en Argentina y México, pero estos países ponen como plazo límite 12 semanas. Desde nuestra fe cristiana, creemos que toda vida ha de defenderse y valorarse por encima de todo, por ser sagrada; queremos que no haya ningún aborto. Pero nos encontramos en sociedades plurales y no todo puede expresarse en los términos de nuestra fe…
…Nos gustaría que así fuera, pero este pluralismo de la sociedad es irreversible. Sin embargo, hay algunos compromisos que los cristianos debemos asumir frente a esta situación. Yo no creo que las mujeres empiecen ahora a abortar o a tomar el aborto como método anticonceptivo; me niego a aceptar esa imagen de mujer. También hay mujeres irresponsables, pero afirmo con conocimiento de causa que la mayoría de las mujeres que acuden al aborto tienen un drama personal como causa. Las violaciones son demasiadas, inclusive de los maridos para con sus mujeres y sobre este tema no se habla. Las infancias robadas a causa de esas violaciones sexuales, son demasiadas. La falta de formación sexual es una importante causa de que una y otra vez la mujer se vea envuelta en embarazos indeseados.
Hoy debemos brindar una formación sexual adecuada a mujeres y varones también; ofrecer una manera mejor de prevención de los embarazos. Hay que levantar la voz para que cese la violencia sexual contra las mujeres, la explotación de su sexualidad y el imaginario de mujer que la sociedad y la propaganda nos venden. Nuestra defensa de la vida desde la concepción sea por “toda vida” y para “toda la vida” en todos los ámbitos sociales, para que se entienda que los gritos que lanzamos en defensa de los no nacidos, son para garantizar la vida humana para todos y siempre.
Yo soy feminista porque reclamo los derechos básicos para las mujeres, pero no feminista abortista. Hoy la violencia de género es tan difundida y tan tapada que si no fuera por las mujeres feministas, no saldría a la luz y no se lucharía contra ella. También por parte de la Iglesia no se han visibilizado las mujeres en la Biblia, la cruz ha sido enseñada como instrumento de resignación y no de liberación, en la estructura jerárquica de la Iglesia se han dejado a las mujeres en el último lugar. Hasta que los mismos laicos mantengan una mentalidad colonizada y miren al clero con actitud de subordinación, serán difíciles los cambios para las mujeres”.
En cuanto a la ley de aborto en Colombia, los obispos católicos a su vez, al mismo tiempo que se mostraban doloridos por la decisión de la Corte, preguntaban si no había otro camino para salvaguardar la vida de las madres junto a la de sus hijos todavía no nacidos. Ellos también afirmaban que, aún condenando el aborto, “en primer lugar hay que conocer la situación de sufrimiento en torno a las condiciones en las que una mujer toma la decisión y realiza el aborto. El aborto muchas veces responde a dramas humanos que acarrean terribles angustias, especialmente cuando el embarazo es consecuencia de violencia sexual, abandono y exclusión, penuria económica”.
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