
La difusión mediática de las denuncias de abusos sexuales del clero, ha quitado espacio al tema del Sínodo del Pueblo de Dios, quizás la iniciativa más importante tras el Concilio Vaticano II y no solo, sino también la pandemia y la otra más antigua, persistente y creciente que es el hambre. Este es un fenómeno que sufren las tres cuartas partes de la humanidad, en condiciones infrahumanas.
La organización católica española “Manos Unidas” ha lanzado una campaña internacional con el lema: “Nuestra indiferencia los condena al olvido”. Esta organización lleva 60 años trabajando contra el hambre en el mundo y tan solo en los últimos cinco años ha llevado a cabo 4.835 proyectos de desarrollo en los países más pobres del mundo.
La presidenta de “Manos Unidas” Clara Pardo, ha dicho de forma contundente: “Permitir que una sola persona muera de hambre, supone un auténtico fracaso de toda la humanidad. Como consecuencia de la pandemia, si no ponemos remedio, vamos a condenar a la pobreza a 500 millones de personas más; es el equivalente a toda la población de la Unión Europea. El hambre condiciona hoy la vida de 811 millones de personas, pese a que hay alimentos para todos. El injusto reparto de las riquezas supone que tan solo el 1% de la población mundial posea el 45% de las riquezas del mundo, mientras casi 3 mil millones de personas no poseen ninguna riqueza. La desigualdad feroz que hay actualmente en el mundo es la mayor amenaza para toda la humanidad y la indiferencia y la inacción son sus mejores aliadas. El FMI y el Banco Mundial están al servicio de los países ricos. La pandemia no ha hecho más que aumentar esta desigualdad, debido a la indiferencia y el abandono. Que en España el 81% de la población haya recibido dos dosis de vacuna y el 50% tres, mientras en Congo solo un 0,4% de la población ha tenido acceso a la primera dosis, es una desigualdad odiosa e indignante. Enviar vacunas a los países pobres no es solidaridad sino una grave obligación”.
Estas son las duras declaraciones de Clara Pardo, una española casada y madre de dos hijos, licenciada en ciencias económicas. Ella está al frente de una organización que tiene 77 mil socios y 6.344 voluntarios. Manos Unidas en 2020 ha apoyado directamente a más de dos millones de personas. El 83% de los fondos le llegan del sector privado y más del 80% de los ingresos se los dedica a financiar proyectos de desarrollo en países del Sur. Son siete los sectores de su actuación: educación, salud, agua y agricultura, saneamiento, alimentación y medios de vida, derechos humanos y de la mujer, medio ambiente y cambio climático. La organización “Manos Unidas” nació de manos de mujeres de la Acción Católica en 1959 y desde aquel entonces el segundo domingo de febrero recoge fondos en capillas y colegios para los países del tercer mundo. En 2011 fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias.
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