El Tribunal Supremo de El Salvador decidió reanudar el caso del asesinato de los seis jesuitas y dos mujeres de la UCA (Universidad Centroamericana) a manos del ejército en 1989, si bien los católicos salvadoreños desconfían de la reapertura del caso. El hecho, como es sabido, sucedió en el marco de la guerra civil que terminó con un saldo de 75 mil muertos entre 1989 y 1992.
Más del 80% de los crímenes fueron cometidos por las fuerzas de seguridad, según la ONU. En septiembre de 2020 España condenó a 133 años de cárcel al coronel Inocente Orlando Montano Morales por el homicidio de los seis curas españoles. Se trata de crímenes de lesa humanidad y por lo tanto son imprescriptibles.
Un tribunal salvadoreño juzgó en los 90 a una decena de militares como autores materiales, pero faltaba conocer hasta ahora los autores intelectuales que son el ex presidente Felix Cristiani y varios militares del Estado Mayor (entre los cuales Inocente Montano). La orden de reabrir el proceso penal es, según el actual rector de la UCA el jesuita Andreu Oliva, “un importante avance en la lucha por la verdad y la justicia de parte de todos aquellos que estamos en contra de la impunidad, si se quiere construir un futuro en paz. Resulta indispensable también que muchos casos de masacres contra campesinos lleguen a los tribunales de El Salvador. Se cometieron delitos mucho más graves que el de la UCA y que quedaron impunes hasta el momento como la masacre de El Mozote, con mil campesinos muertos. Queremos justicia, no venganza, para que estos hechos no se repitan nunca jamás y se logre una justa reparación a las víctimas”.
Entre el 10 y 15 de diciembre de 1981 el batallón “Atlacatl” masacró en el Mozote y aldeas cercanas a 600 ancianos, 700 mujeres y 150 niños. Según el testimonio de Rufina Amaya, una de los 48 sobrevivientes “los varones eran vendados y fusilados en la plaza pública; los pocos que quedaban agonizando eran brutalmente decapitados con golpes de machete en la nuca. Los soldados entraban en las casas, violaban a las mujeres más jóvenes y después las mataban con sus niños o decapitaban. No querían que quedaran testigos vivos y dejaron montones de cuerpos apilados”.
El batallón antiguerrilla “Atlacatl”, formado en la Escuela de las Américas de Estados Unidos, es el mismo que masacró a los jesuitas de la UCA. La de El Mozote fue una de las matanzas más sangrientas de la historia de América Latina, sistemáticamente negada por el ejército y los gobiernos de El Salvador.
El actual gobierno ha bloqueado una inspección judicial a los archivos secretos del ejército sobre la masacre de El Mozote. Fue anulada cualquier posibilidad de investigación en 1993 cuando hubo una ley de amnistía general.
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