BOFF: “el FUTURO DEPENDE de NOSOTROS”

tres siluetas a contraluz de manifestantes durante la cumbre cop26 de glasgow. portan cascos que forman la expresion blah, blah, blah
Manifestantes durante la reciente cumbre de Glasgow, COP26.

Escribe Leonardo Boff, refiriéndose a la cumbre de Glasgow: “Les faltó a los representantes de la tierra osadía para efectivamente combatir los cambios climáticos hasta 2030. En vez de “eliminación” se habló de “disminución gradual” del uso del carbón. Ninguna decisión de la cumbre es vinculante, lo que permite que muchos países como Brasil poco o nada hagan para que terminen con las emisiones…

…Con la preocupación de obtener un consenso mínimo entre los 197 países participantes, todo quedó muy vago. El Acuerdo de París de 2015 no se cumplió y las emisiones crecieron 60%. Los mayores responsables son China (30,3%), Estados Unidos (14,4%), Unión Europea (6,8%), Canadá, Australia y Estados del Golfo. Noventa grandes empresas de países ricos son responsables de casi dos tercios de las emisiones de estos gases en los últimos 200 años.
Los 54 países africanos tan solo son responsables del 4% de las emisiones, pero sufren el 80% del impacto del cambio climático.  Con el previsible aumento del calentamiento, gran parte de las especies no conseguirá adaptarse y desaparecerá.  Millones de seres humanos estarán en grave peligro por condiciones meteorológicas extremas, deshielo de los glaciares, aumento del nivel del mar, desertificación etc.

Los resultados de la COP 26 han sido insuficientes, hasta frustrantes. Solo se han hecho recomendaciones y promesas, en vez de exigir legalmente la reducción a mitad del uso del carbón para 2030. El metano también tiene hasta 80 veces más efecto de calentamiento que el dióxido de carbono  a corto plazo.
Detrás de los gobiernos están las grandes corporaciones del carbón, del petróleo, del gas que se han opuesto siempre a los cambios para no perder sus ganancias. No se ha escuchado el grito del Papa:
“Hemos recibido un jardín y estamos dejando a nuestros hijos un desierto”. No se ha escuchado el grito de la Amazonia devastada, ni las denuncias de ecocidio, etnocidio, genocidio.
Según la agencia brasilera INPE entre agosto de 2020 y julio de este año, la selva amazónica brasilera ha sido deforestada un 22% más que el año anterior, con un aumento récord para los últimos 15 años. Se trata de 13.235 kilómetros cuadrados, arrasados por la minería ilegal , la ganadería y las madereras. En los últimos tres años, el promedio anual de deforestación ha llegado a ser de diez mil kilómetros cuadrados.

Desde la revolución industrial el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera es el más alto de los últimos 4 millones de años; y permanece en la atmósfera durante siglos. La quema de combustibles fósiles libera miles de toneladas a la atmósfera cada año. El calentamiento global traerá más hambruna y  una inmigración salvaje. Ha costado mucha lucha para el reconocimiento pleno de los derechos de las mujeres, los indígenas, los negros; y ahora nos cuesta reconocer los derechos de la naturaleza y de la madre tierra. El futuro depende de nosotros”.