
Antonio Socci, un conocido periodista y escritor italiano se destacó en el pasado como uno de los máximos detractores de Francisco. Fue él quien cuestionó como inválida la elección del papa Francisco en un libro de 2014 titulado: “No es Francisco: la Iglesia en la tormenta”. Fue el líder laico de una larga lista de opositores a Francisco y de admiradores de Benedicto.
He aquí algunas de sus perlas: “El modo de actuar de este Papa y sobre todo las cosas que dice, hacen pensar que no tiene ni la asistencia del Espíritu Santo ni la gracia de estado. Hace y dice cosas absurdas que marcan una ruptura con el magisterio permanente de la Iglesia. Como custodio de la fe está haciendo un grave daño a la Iglesia; es un Papa devastador. Es un populista que habla como un político de izquierda y menciona constantemente la palabra “lucha”. Desprecia a los católicos y abre las puertas a los enemigos de la Iglesia que lo exaltan. Habla de misericordia y usa el garrote”.
Hace poco Antonio Socci escribió en un diario italiano: “El Papa cumplirá el 17 de diciembre 85 años. Muchos hemos criticado al Papa, incluso con dureza. Pero hay que reconocer que es difícil y oneroso estar al frente de la Iglesia en estos años de tormenta, con una descristianización galopante y encontrarse siempre expuesto a ataques. Como hace poco cuando el Papa recordó, con respecto a los pecados de la carne, la distinción tradicional entre pecados de debilidad y pecados de malicia. Sin embargo hay muchos obispos , sacerdotes y laicos que han entendido que el corazón de este pontificado es la misión, una Iglesia en salida. Lo que pasa es que la mayoría se limita a proclamar esto verbalmente, pero no se nota aún una Iglesia en acción”.
Socci confiesa “haber hecho críticas demasiado duras y con poca caridad al Papa. Pero hace un tiempo me llegó una carta personal del Papa que me decía: ‘También las críticas nos ayudan a caminar por el recto camino’ y me prometía sus oraciones para mí y mi familia. Fue un gesto de paternidad y de humildad que me conmovió y me hizo reflexionar. Un Papa que se humilla frente a un perro desatado como yo que no soy ningún santo, no puede dejar indiferente a nadie. Desechando cosas secundarias, he comprendido que la misión de este pontificado es hermosa: ser testigos de la misericordia de Dios para con todos los hombres, en especial los más humildes y olvidados. Este es el fundamental anuncio del papa Francisco, aún entre errores y confusiones. A este Papa tampoco le interesa tener fanáticos seguidores, sino cristianos entusiastas que salgan de las sacristías para llevar a todos el abrazo del Salvador”.
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