La OTRA PANDEMIA: VIOLENCIA CONTRA las MUJERES

En general, hay pocas mujeres que son tomadas en cuenta en la Iglesia, pero las negras menos todavía",
María Suyapa Cacho: «Hay racismo en la Iglesia… hay pocas mujeres que son tomadas en cuenta en la Iglesia, pero las negras menos todavía»

El 25 de noviembre se ha celebrado el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. La fecha establecida por la ONU es en recuerdo de tres mujeres, hermanas de sangre: Patria, Minerva y María Teresa Mirabal que fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador de República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo, después de haber sido violadas y torturadas.

Escribe la teóloga colombiana Consuelo Velez: “Es injusto que la mujer sufra en razón de su sexo. La sociedad patriarcal en la que vivimos hace que esta violencia sea muchas veces solapada, disimulada, justificada o negada sistemáticamente, pero siempre está presente. Según la ONU el 35% de las mujeres en el mundo sufre violencia física o sexual en algún momento de su vida y 137 mujeres son asesinadas cada día por personas de la propia familia o parentesco. Con la pandemia han aumentado los abusos, pero menos de la mitad de las mujeres busca ayuda después de haber sufrido dichos abusos. Una de cada tres mujeres ha sufrido abusos a lo largo de su vida. Cada año dos millones de personas son objeto de comercio (prostitución, trabajo forzado, esclavitud, servidumbre) y mujeres y niños son el 72% de las víctimas globales de la trata. Sin embargo hay mujeres con estudios y carreras profesionales que no denuncian la violencia de su pareja. Muchas mujeres sufren violencia psicológica constante. Como creyentes, deberíamos hacer una autocrítica sobre cierta espiritualidad de la resignación que permite tanta violencia sin que se exija un cambio. Se trata  de coherencia con la dignidad inviolable de todo ser humano”. 

En la mayoría de los casos la violencia sobre la mujer se da en el trabajo, en la familia, entre amigos y muy a menudo este problema se subestima. El Papa ha dicho: “Las diversas formas de maltrato que sufren muchas mujeres son un signo de cobardía y ruindad, una degradación para los hombres y para toda la humanidad. No podemos mirar hacia el otro lado; las mujeres víctimas de la  violencia deben ser protegidas por la sociedad”.

En un libro del vaticanista Salvatore Cernuzio (“Il velo del silenzio”), once monjas revelan los abusos sufridos también en el ámbito de la Iglesia por maltrato psicológico y verbal, presiones y acoso, chantajes emocionales; y por miedo han silenciado todo esto a lo largo de años. El libro tiene el prólogo de la Hermana Natalie Becquart, elegida por el Papa como la única mujer con voto en el Sínodo.

La religiosa María Suyapa en la Asamblea Eclesial de América Latina denunció la exclusión que sufren las mujeres negras en la Iglesia. Hay organizaciones católicas sin embargo que están en la vanguardia de la lucha contra este flagelo. La obra social de “Adoratrices” ofrece apoyo integral a unas 13 mil mujeres de 25 países. La red internacional “TALITHA  KUM” ( son las palabras arameas de Jesús a la hija de Jairo: “mujer levántate”), fundada en 2009 por las superioras religiosas de todo el mundo, trabaja activamente en 90 países y el año pasado ha beneficiado a 170 mil personas.
Las mismas prostitutas no pueden ser tratadas como criminales ya que en su gran mayoría son víctimas, rehenes de las nuevas esclavitudes. Lo que más llama la atención es que mientras va creciendo la conciencia de la igualdad y los derechos de la mujer con respecto al varón, aumentan los feminicidios y los atropellos contra ella.
El antropólogo René Girard opina que es justamente a causa de la pretensión, justa y debida, de la mujer a tener la misma libertad y derechos que los varones, que crece por parte de estos la rivalidad y la competencia por sentirse desplazados, ya sea en el trabajo como en los estudios académicos y sin la posibilidad de controlar a la otra parte.  Según Girard tenemos que aprender a respetar la igualdad en la diversidad.