COMUNIÓN y LIBERACIÓN: DIMISIONES de JULIÁN CARRÓN

el padre carron retratado con una leve sonrisa. es un hombre de edad, viste de negro y tiene mirada lucida.
«Es beneficioso y necesario prever una rotación en los cargos… hay institutos religiosos que, al mantener a las mismas personas en los puestos de gobierno, no se han preparado para el futuro; han permitido que se filtren los abusos y ahora tienen grandes dificultades»  (papa Francisco)

La vaticanista Lucetta Scaraffia ha escrito sobre la dificultosa y demorada renuncia del español p. Julián Carrón al frente de Comunión y Liberación desde hace 16 años. Este había sido designado como su sucesor por el sacerdote Luigi Giussani, italiano, fundador del poderoso movimiento laical.

Escribe Scaraffia: “Este hecho marca el fin de una etapa importante para los movimientos eclesiales. Por disposición del papa Francisco los presidentes carismáticos de estos movimientos tendrán que ser sustituidos por presidentes elegidos democráticamente y para un limitado periodo. No será fácil pasar de la figura carismática de un fundador o de alguien designado por el mismo, a un sistema democrático con dirigentes de duración limitada, también porque el espacio religioso siempre ha tenido dificultad con la democracia. Quizás el único movimiento que después de la muerte de Chiara Lubich, enseguida celebró elecciones en las que fue elegida Maria Voce, haya sido el de los Focolares. Se ha insistido mucho sobre la continuidad del carisma y por eso se lo vinculó al fundador o al sucesor designado por él, para evitar divisiones y rivalidades. Ha habido sin embargo fundadores como Marcial Maciel, Jean Vanier, Luis Figari, grandes protagonistas en su época y que sin embargo escondían detrás de sí enormes sombras. El Papa nos recuerda que nuestro camino  de santidad y salvación no podemos confiarlo o delegarlo a nadie, porque uno solo es el maestro y salvador: Jesús. Las reglas democráticas nos ayudan en esta tarea”. 

Hay más de cien movimientos que han surgido en la Iglesia en las últimas décadas, que han dado su aporte por la renovación de la fe pero también con muchos inconvenientes. Hoy el Papa pide que quienes están al frente de estos movimientos, no deben superar los dos mandatos (diez años en todo). Se quiere evitar que estos líderes asuman un poder demasiado grande que puede llevar a abusos de poder y de conciencia o a que se adueñen del carisma.
Dijo el Papa Francisco hace poco: “Tantas veces y hoy también hemos visto movimientos que predican el Evangelio con un carisma propio, pero que con el tiempo reducen todo el Evangelio al movimiento. Este no es el evangelio de Cristo, sino del fundador o de la fundadora y al final no producirá frutos, con raíces profundas”.

Se pide democratizar los vértices de los movimientos al interior de una Iglesia que quiere ser toda ella ministerial y sinodal. La intención del Papa es preservar los carismas auténticos que son un don de Dios para toda la Iglesia.