
El Papa usó esta expresión del llorado obispo italiano Tonino Bello para exigirla a todos los cristianos en el Día Mundial de los Pobres, el 14 de noviembre pasado. Dijo el Papa: “La virtud de la esperanza no consiste en esperar pasivamente que en el mañana las cosas mejoren por sí mismas. No se trata de un optimismo cómodo, adolescencial de quien espera que las cosas cambien con el tiempo y mientras tanto sigue con su ritmo de siempre. Hay que construir cada día, con gestos concretos, el Reino del amor, de la justicia y la fraternidad que Jesús ha inaugurado. Hay que “organizar” la esperanza…
…Estas palabras del obispo de los pobres Tonino Bello son hermosas; hay que traducir la esperanza en la vida concreta de cada día, en las relaciones humanas, en el compromiso social y político. ¡Cuánto trabajo hacen los voluntarios cristianos a través de las obras de caridad! No se da una moneda, no se hace limosna; se organiza la esperanza. Esta es la dinámica que hoy nos pide la Iglesia. Debemos ser una Iglesia profética que mira a los pobres con ternura, cercanía y compasión; que los escucha sin juzgar. A menudo la presencia de los pobres es vista con cierta molestia y se oye decir que los responsables de su pobreza son los mismos pobres. No se hace un examen de conciencia sobre nuestro estilo de vida, sobre ciertas leyes y estructuras económicas, sobre los que tienen poder y quieren enriquecerse a desmesura; y se echa la culpa de todo a los pobres, a los más débiles. Hay que dejar que hablen ellos mismos. Por demasiado tiempo sus gritos no han sido escuchados. Tan solo quien ha sido pobre o se ha acercado a ellos puede entender el drama de la pobreza. Hay que arremangarse para crear fuentes de trabajo, para que termine la violencia sobre las mujeres, los niños y los ancianos. Los pobres son los anillos más frágiles de la cadena y resultan heridos, oprimidos y a veces pisoteados, en medio de la indiferencia generalizada. La economía del descarte los obliga a vivir en los márgenes de la sociedad”.
El Papa también hizo un último llamado a los líderes que se reunieron recientemente en Glasgow para enfrentar el cambio climático con más valor, audacia y visión de futuro. Las conclusiones del encuentro han sido positivas pero débiles, saboteadas por grandes países como China, India, Rusia, Australia, Arabia Saudí.
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