
Frente al resultado de las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua, esto es lo que ha comentado el obispo auxiliar de Managua Silvio José Baez, exiliado en Miami por sus críticas a Daniel Ortega: “Hoy parecen imponerse las oscuras ambiciones de poder de quienes han hecho añicos a nuestro país. Después de estos comicios ilegítimos, no hay una victoria para nadie en Nicaragua”.
Y recordó a “las personas asesinadas por la represión, los exiliados que se han visto obligados a abandonar el país, quienes han sido condenados injustamente a la cárcel y son tratados con crueldad simplemente por querer un país mejor”.
Criticó a Ortega “por sus cínicos discursos con los que ha intentado distorsionar la historia y ocultar la verdad. Hay poderosos que se imaginan eternos y son ciegos; se engañan a sí mismos creyendo que una mentira repetida una y otra vez se convierta en verdad y que la represión les asegure el poder. Son tiranos y opresores miserables que se enorgullecen de ser ciegos. Sin embargo, hoy no termina la historia de Nicaragua. Hoy no es el final sino el inicio de una etapa llena de retos y esperanzas, de luchas y compromisos, de unidad y generosidad. Lo que no podemos hacer es sentirnos abrumados y resignarnos a que un poder autoritario decida por toda la sociedad, ni a que haya un constante encarecimiento de la vida y a más desempleo. No se puede burlar la verdad y la justicia. El futuro será exigente y mucho dependerá de la capacidad del pueblo de organizarse y soñar en grande, para una patria libre, fundada en la justicia social, la igualdad y la paz”.
Ya la Conferencia Episcopal había advertido que no había condiciones para tener elecciones democráticas “libres, justas y transparentes”, porque “una auténtica democracia debe incluir el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de toda persona, la búsqueda del bien común como fin y criterio regulador de la vida política. Un estado democrático solo es posible en un Estado de Derecho, en donde el ejercicio del poder esté sujeto a la observancia irrestricta de la ley y se caracterice por la independencia y separación de los poderes del Estado”.
El conflicto de la Iglesia con Ortega, al frente del país desde 2007, viene de lejos pero la Iglesia Católica es influyente en un país profundamente católico y está arraigada en el pueblo; es ahora el único refugio para los que buscan una vida mejor. La abstención en las recientes elecciones ha sido según el gobierno del 65,3%, pero según el Observatorio independiente “Urnas abiertas”, ha sido del 82%.
Los familiares de 150 presos políticos han escrito una carta al Papa pidiendo su ayuda. La vicepresidenta Rosario Murillo, esposa de Ortega, se declara católica, invoca a Dios, a la Virgen y a los santos pero acusa a los obispos y curas de ser “iracundos, amargados y perversos”, a lo que el arzobispo de Managua Leopoldo Brenes le ha contestado: “Las ideologías pasan, los gobiernos pasan pero la Iglesia y el Evangelio permanecen”.
Las elecciones en Nicaragua… Farsa completa. Dictador y asesino
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