El papa Francisco desea que «la protección de los menores se convierta cada vez más en una prioridad ordinaria de la actividad educativa de la Iglesia; que sea la promoción de un servicio abierto, fiable y autorizado, en firme contraste con toda forma de dominación, desfiguración de la intimidad y silencio cómplice». Las palabras han sido pronunciadas el pasado 4 de noviembre, en el marco de la conferencia Promover la protección de menores en el tiempo de la COVID-19 y más allá, celebrada en Roma y que ha contado con la participación de representantes del Parlamento Europeo e Italiano y la Policía Postal.

En su intervención, Francisco dice: «son sobre todo ellos [los jóvenes] los que nos piden un paso decisivo de renovación frente a las heridas de los abusos encontrados en sus compañeros. La contribución de los jóvenes, por lo tanto, será inestimable para reconocer las situaciones de riesgo y para llamar con valentía a toda la comunidad a su responsabilidad en la protección de los menores».

Por último, el Papa ha concluido su mensaje deseando a los adultos que «sean promotores y custodios de una renovada alianza educativa entre las generaciones y entre los diferentes contextos en los que crecen los menores, capaz de estimular entre ellos una conexión generativa y protectora, especialmente en este complejo tiempo de pandemia».