(entrevista): Pablo Jourdan

«JESÚS NOS LLAMA A PENSAR Y ACTUAR EN TÉRMINOS DE COMUNIDAD» 

retrato de Jourdan el día de su ordenacion en montevideo. con su mano derecha hace un gesto de saludo y con su izquierda sostiene el baculo.
Arachanes y olimareños recibirán a su décimo pastor.

El sábado 30 de octubre, Pablo Jourdan asume como nuevo Obispo de la Diócesis de Melo. En su misión como Auxiliar de Montevideo, se ha manifestado su talante personal de hombre sencillo y cercano, de escucha y diálogo, siempre dispuesto a encontrarse con pequeñas comunidades, así también a crear y estrechar vínculos con grupos o asociaciones a las que no conocía, lo que le ha valido ser uno de los Pastores más apreciados de nuestro medio!  Lo abordamos en medio de su mudanza, con todo lo que ello implica, «desarmar para volver a armar» , «abrazar para despedirse y dejarse a abrazar para ser recibido»… en fin,  así mismo tuvo esta atención fraterna con la «Barra Umbraleña» regalándonos estas reflexiones:

En unos días asumes tu nueva Misión como padre obispo de la Diócesis de Melo (Cerro Largo y Treinta y Tres) ¿en este tiempo de preparación, cuál es el sentimiento que prima en tu corazón?

El de una serena alegría, que brota de sabernos en las manos de Dios Padre, que nos sigue manifestando su Amor a través de Jesucristo y que me permite hacer su voluntad gracias al Espíritu Santo. Tengo la firme esperanza de vivir el Evangelio, de poder insertarme en estas comunidades arachanas y olimareñas.

 

El papa Francisco nos ha regalado la preciosa Encíclica «Fratelli Tutti», todo un llamado a la apertura al hermano, a todo ser humano ¿cuál sería la conversión más urgente que como cristianos hemos de emprender camino a la gran fraternidad humana?

La conversión más urgente siempre será unirnos a Jesucristo para que nos contagie su mirada misericordiosa y nos permita pasar de un mundo encerrado (egoísta) a un mundo abierto (de fraternidad universal). Jesús nos llama a pensar y actuar en términos de comunidad, a luchar contra las causas estructurales de la pobreza y desigualdades injustas, a construir una «buena y más amplia política» donde el Estado esté siempre al servicio de los frágiles, asegurando que nadie quede excluido, a procurar una paz duradera desde una ética del bien común, la solidaridad y subsidiariedad. Como dice el papa Francisco: «todos estamos en la misma barca», o sea, tenemos que desarrollar una conciencia iluminada por el Espíritu, de que nos salvamos en la medida en que todos estemos unidos, y de que es necesario un ordenamiento mundial. El mismo Papa nos invita a reflexionar sobre la caridad social, que se construye en el diálogo, los encuentros, y que tendría que estar sostenida por una sana experiencia religiosa.

 

Como Iglesia Latinoamericana, estamos embarcados en la gran Asamblea ¿qué de nuevo y positivo destacarías en esta gran oportunidad sinodal? 

Es la primera Asamblea Eclecial de un continente y esto marca un nuevo tiempo de la Iglesia.  La Providencia nos ha permitido ser parte de la misma, principalmente de manera virtual, debido a la pandemia. Venimos de experiencias previas que nos están enseñando a «caminar juntos» como por ejemplo «Aparecida». Creo que esta Asamblea es un primer gran ensayo para asumir entre todos y desde el Evangelio de Jesucristo los temas más importantes que tocan la vida de nuestros Pueblos. Pienso también que nos permitirá ingresar en el Sínodo sobre la Sinodalidad con más experiencia y temas trabajados.

 

María «la Pequeña Nazarena» Madre de Jesús y Madre Nuestra, en este tiempo de cambios vertiginosos dónde también vamos saliendo de una pandemia a nivel global ¿en qué signos concretos ves que va cumpliendo su misión de cercanía con todos, especialmente con los pequeños, los últimos? 

Un signo concreto es la piedad popular, en la cual, como pueblo sencillo peregrinamos hacia Dios, apoyados en un santo, especialmente a través de Nuestra Madre María, ya que Ella sabe de alegrías y dolores, de luces de la vida cotidiana y manifestaciones plenas (glorias). Otro signo del actuar de María es que nos permite recuperar la Palabra de Dios, Ella nos sigue diciendo «Hagan todo lo que Él les diga». María nos estimula a salir de nosotros mismos, de nuestras propias fuerzas para hacer «según su Palabra», nos impulsa a animar nuestra vida desde la Palabra de Dios. El Magnificat nos revela la verdadera espiritualidad profética al reconocer que Dios «dispersa a los soberbios de corazón y enaltece a los humildes» . María nos ayuda a pasar de un activismo vacío a una actividad contemplativa llena de sentido divino.

 

Muchas Gracias querido amigo «monse Pablo» por tu compartir.
Te aseguramos nuestra oración por tu nuevo camino, pidiéndole a María, la de la casita de Nazareth, que siga guardando tu corazón fraterno, siendo testigo del Reino, que se construye en cada pequeño encuentro y gesto cotidiano, y que encontrará su plenitud aquel Día en el que todos SEREMOS EN DIOS !! 

 

                    Jorge Márquez, jardinero.