AUDIENCIA PAPAL: FRANCISCO y la BURRA de BALAAM

detalle de la pintura del napolitano luca giordano, que muestra al angel, al mago y a la burra
El mago Balaam: saber escuchar. Pintura del napolitano Luca Giordano.

En la audiencia a las parroquias de la ciudad de Roma el Papa dijo también hablando del Sínodo: “Hay que escuchar la totalidad de los bautizados. Lamentablemente hay mucha resistencia a superar la imagen de una Iglesia rígidamente dividida entre dirigentes y subordinados, los que enseñan  y los que tienen que aprender, olvidando que a Dios le gusta volcar las posiciones”.

“Sinodalidad” significa descubrir la horizontalidad de la Iglesia. Tampoco puede prevalecer la idea de distinguir mayoría y minoría. Se trata de escuchar el Espíritu Santo que se vale de todos. No hay que limitarse a escuchar solo el 3-4% de la gente más cercana a la Iglesia. Hay que salir y dejarse cuestionar; a veces los insultarán, los echarán pero hay que escuchar lo que piensan, sin querer imponer lo nuestro. Los laicos no deben esperar al cura para evangelizar. El 97% de los miembros de la Iglesia, por el bautismo, tienen esa tarea. No me gusta la expresión “laicos comprometidos”; los laicos o se comprometen debido a su misión, o no se comprometen. Todos los bautizados deben estar activos en la evangelización. A veces se prefiere predicar un evangelio sofisticado, destilado… pero eso no es evangelio. El evangelio es para todos. La parroquia ha de ser la casa de todos en el barrio, con puertas y ventanas abiertas; no un club exclusivo. Todos somos protagonistas de la evangelización, no solo  el Papa, los cardenales y los obispos. Nadie tiene  que figurar como espectador. Los pobres, los mendigos, los jóvenes drogadictos, los descartados de la sociedad también han de ser escuchados para el Sínodo, porque son parte de la Iglesia. Hay un episodio en el libro bíblico de los Números (cp.22, 21-33)) donde una burra se convierte en profetisa de Dios. El mago Balaam por orden del rey de Moab va, cabalgando una burra, con el objetivo de  detener al pueblo de Israel que camina hacia la tierra prometida.  Pero la burra cambia de camino porque ve a un ángel con la espada desenvainada que le impide el paso. Balaam, sin ver al ángel, tira de ella, la golpea sin conseguir que vuelva al camino hasta que la burra comienza a hablar, iniciando un diálogo con el que abre los ojos al mago. Esta historia nos enseña a comprender cómo el Espíritu Santo siempre hará oír su voz por distintos medios; solo se nos pide que limpiemos los oídos para oír bien. Hasta una burra puede convertirse en la voz de Dios, corrigiendo nuestros rumbos equivocados. Si lo puede hacer una burra, cuanto más lo puede hacer un bautizado”.