A nivel de América Latina el proceso de escucha en orden a la Asamblea Eclesial que tendrá lugar del 21 al 28 de noviembre en México, ya ha concluido con la participación de 70 mil personas (65% mujeres). En noviembre serán mil los asambleístas (200 obispos, 200 sacerdotes y diáconos, 200 religiosos/as, 400 laicos/as) que trabajarán en grupos de diez a doce personas.
A nivel de Sínodo universal para 2023, ya se abrió la primera etapa en el Vaticano el 9 de octubre con un discurso del Papa, la intervención del relator general del Sínodo cardenal Hollerich y del secretario general cardenal Grech, las meditaciones de la teóloga española Cristina Inoges y del jesuita Paul Beré de Burkina Faso y el testimonio de varios representantes de los cinco continentes.
El proceso sinodal se abrirá en todas las diócesis del mundo el 17 de octubre.
Anteriormente el Papa había recibido en la Aula Pablo VI a unos 4 mil fieles de las parroquias de la diócesis de Roma y les había dicho: “La Iglesia es sinodal por naturaleza y el primer manual de eclesiología es el libro de los Hechos de los Apóstoles que narra la historia de un “camino” que empieza en Jerusalén y termina en Roma y en el cual todos son protagonistas. Hay que dejar de lado el clericalismo que separa al sacerdote y al obispo del pueblo. Si ellos están desvinculados del pueblo, son funcionarios y no pastores. No se puede conservar el depósito de la fe sin hacerlo progresar, desarrollar, profundizar. Si el agua no corre, queda estancada y se pudre. La fidelidad a la Tradición “no consiste en venerar las cenizas del pasado, sino en custodiar el fuego” (Gustav Mahler). Y el fuego es el Espíritu. Sin el Espíritu Santo, esto sería un parlamento, no un Sínodo. No hay que olvidar aquella fórmula de los apóstoles: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros” (He 15,28). La finalidad del Sínodo no es tanto el estudio de este o aquel tema, sino el aprendizaje de una forma de vivir la Iglesia, marcado en todos los niveles por la escucha mutua y una actitud pastoral alejada de la rigidez. Se trata de escuchar al Espíritu Santo, no de recoger opiniones; no es una encuesta. Hay que escuchar lo que dice el Espíritu Santo a las Iglesias” (Ap.2,7). El Papa hablando a las Conferencias Episcopales Europeas dijo también: “Que los cristianos, enfermos de cansancio, dejen de estar cómodamente en sus casas y en sus iglesias mientras los templos se vacían, mientras se extiende la dictadura del consumismo, una dictadura blanda pero sofocante porque extingue la sed de Dios”.
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