
Políticos importantes y la plana mayor de los católicos ultraconservadores de VOX han lamentado con groseras palabras la supuesta, según ellos, petición de perdón del Papa al pueblo de México por la conquista española, en ocasión del bicentenario de su independencia.
El ex presidente José María Aznar dijo: “Estoy muy orgulloso por la importancia histórica de la nación española y no voy a pedir perdón. El nuevo comunismo se llama indigenismo y atenta contra España”.
Pablo Casado del Partido Popular: “La hispanidad nos enorgullece a pesar de esa estupidez actual que es el revisionismo histórico. España es después de Grecia y de Roma la nación más importante de la historia, en cuanto a contribución a la humanidad”.
Isabel Diaz Ayuso, la presidenta del gobierno de la región de Madrid: “Me sorprende que un católico que habla español hable así de un legado como el nuestro que fue llevar el catolicismo, la civilización y la libertad al continente americano”.
Varias personas de la ultraderecha VOX cuyo líder es Santiago Abascal que llama al Papa “ciudadano Bergoglio” afirmaron: “Tenemos un Papa tonto. No entendemos qué hace un Papa de nacionalidad argentina a disculparse en nombre de los demás”. “¡Que la Iglesia se limite a sus cometidos que son extraordinarios y deje las cuestiones políticas a los políticos!”. “Tenemos un Papa antiespañol al que le gustan más los ateos y los enemigos de la Iglesia, con su indigenismo y populismo”.
Por la oposición visceral que mantienen al papa Francisco, estos políticos no se dieron cuenta que el Papa no pidió perdón por los pecados de la conquista ni en nombre de los españoles, sino por los pecados de la Iglesia.
Escribió como respuesta Juan Gallego Capel: “No hay peor anticristianismo que el nacionalcatolicismo”.
Y el teólogo José María Castillo: “Queriendo dañar al Papa, los políticos, sus opositores, a quienes más les hacen daño es a los propios políticos, a su credibilidad, a su honestidad, a la misma causa que dicen defender”.
Sobre el tema de la oposición creciente a Francisco escribe el prestigioso vaticanista y analista Marco Politi: “La mayoría de los obispos a nivel mundial no apoya las reformas iniciadas por el Papa Francisco; gran parte de ellos tiene miedo y no quiere cambiar las enseñanzas tradicionales de la Iglesia. El proceso de reforma emprendido por el Papa llevará tiempo, más allá del actual pontificado. Francisco ha emprendido obras, pero también ha tenido que tomar nota del actual equilibrio de poder dentro de la Iglesia. No es cierto que el Papa sea autócrata y lo decida todo, como él quiera. La agresividad contra él es peor cada año que pasa; las fuerzas conservadoras se movilizaron con mucha fuerza. Sin embargo no se puede negar lo positivo: que hay en la actualidad mayor transparencia en las finanzas del Vaticano, fuerte lucha contra los abusos sexuales en la Iglesia, destitución de muchos obispos por encubrimiento, un debate libre entre los obispos sobre los sacerdotes casados y el fin de la demonización de los homosexuales, etc. Se trata de grandes pasos en adelante si se piensa en el pasado. No son palabras, sino hechos”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.