VATICANO: DOCUMENTO PREPARATORIO del SÍNODO

una procesion por un camino rural. son jovenes en su mayoria, la foto esta tomada desde atras, se ven una cruz de madera y una bandera del vaticano. muchos llevan mochilas.
Comienzo en cada Iglesia local: un sínodo novedoso.

El 16° Sínodo ordinario de Obispos dará comienzo en Roma el 9 y 10 de octubre próximo, para concluir en octubre de 2023 sobre el tema: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”. A nivel de Iglesias locales empezará  el 17 de octubre próximo porque por primera vez este Sínodo se realizará en distintas etapas, desde lo local a lo universal.Se trata de estudiar cómo realizar en los distintos niveles de la Iglesia el “caminar juntos” del Pueblo de Dios (Papa, obispos, sacerdotes, religiosas/os, laicos) en el anuncio del Evangelio. El Papa promueve esta iniciativa para involucrar a todos en la tarea misionera de la Iglesia. Por eso hace falta primeramente una etapa de escucha lo más amplia posible de los bautizados para examinar si se vive en la Iglesia la corresponsabilidad y cómo se ejerce la autoridad y las estructuras con las que se gestionan.

Según el Vademecum que acompaña el Documento Preparatorio, el Sínodo tendrá tres etapas.
La primera es la diocesana que dará comienzo este 17 de octubre hasta abril del año próximo y se deberá escuchar a parroquias, movimientos eclesiales, escuelas y universidades, congregaciones religiosas. El Documento Preparatorio es para favorecer esta primera etapa de escucha y consultación del pueblo de Dios.
La segunda etapa es la de las Conferencias Episcopales a nivel nacional, que sobre la base de los aportes de las diócesis redactarán el primer Documento de Trabajo para el Sínodo.
La tercera etapa es la de los encuentros continentales (siete en total) que redactarán sobre la base de los aportes anteriores el segundo y definitivo Documento de Trabajo para el Sínodo.

Se comprueba el deseo de protagonismo por parte de los jóvenes y de las mujeres. Hasta la fecha no se ha permitido el voto a las mujeres en el Sínodo, ni a las Superioras Religiosas representantes de 641 mil consagradas, aunque a los superiores religiosos les está permitido. Esta disonancia mereció este comentario del cardenal Mario Grech: “No es el voto el que cuenta, sino apuntar hacia el consenso”.
Se reconocen “los abusos de poder, de conciencia, económicos y sexuales cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas en el marco de una cultura impregnada de clericalismo heredada de la historia”. No se trata de un simple sondeo de opiniones. A través de la consulta del Pueblo de Dios se busca la sinodalidad como forma, estilo y estructura de la Iglesia.
El tema de la sinodalidad no es algo nuevo en la Iglesia. Es la específica forma de vivir y obrar en la Iglesia desde los primeros tiempos y es un desarrollo de la doctrina del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia como Pueblo de Dios (Lumen Gentium cap. 2). Se quiere romper con una larga tradición por la que todo se planea y decide desde arriba y se ha puesto el poder en la Iglesia en las manos exclusivas del clero, generando el clericalismo que el papa Francisco ha definido una “peste”.
Los que han recibido el Orden Sagrado no están por encima del Pueblo de Dios sino que son parte del mismo y a su servicio. Se quiere que la Iglesia Católica tenga una estructura menos verticalista y más descentralizada, más comunitaria, con la participación de las bases.
Lo que está en el fondo del concepto de sinodalidad es la igualdad de todos los bautizados con la misma dignidad, con la misma corresponsabilidad, pero con distintos carismas y ministerios. Hay grandes esperanzas para este Sínodo y también dudas como escribe el teólogo Massimo Faggioli: “¿el objetivo es crear una Iglesia más pastoral y menos clerical o es impulsar desarrollos doctrinales sobre ciertos temas críticos como hacen en Alemania? Algunos ven este proceso sinodal como un sinfín de palabras que concluirán con más de lo mismo, y otros como la oportunidad de plantear cuestiones de época, algo así como un Concilio Vaticano III. Probablemente no será ninguna de las dos cosas. Pero lo que está a punto de comenzar tiene sus raíces en el Concilio y podría convertirse en el evento eclesial más importante del catolicismo mundial desde el Concilio”.