
Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon, sigue criticando valientemente el golpe militar del 1° de febrero y la represión subsiguiente. En el Myanmar han surgido guerrillas urbanas y hay constantes enfrentamientos con el ejército; se difundió en todo el país el movimiento de desobediencia civil.
Dijo Maung Bo el 22 de agosto: “Un gobierno que no obtiene su legitimidad del pueblo, no tiene legitimidad ante Dios. El verdadero poder es servicio; no hay que atropellar con la fuerza a los inocentes. Para cualquiera, en un país justo, el gobierno no está por encima del pueblo sino que lo representa. Hemos visto prevalecer los intereses egoístas de unos pocos que han robado a millones de personas el pan de la paz promoviendo injusticia económica e injusticia ambiental. El sueño que compartía el pueblo se ha convertido en una pesadilla”.
Según la Agencia Fides “la situación está empeorando; el ejercito comete abusos contra los derechos humanos y a veces asesinatos en masa”. También se ha atacado a las iglesias y se encarcelaron curas. Los militares han invadido un templo católico, abierto el sagrario, pisoteado las hostias consagradas, destruido y saqueado todo lo encontrado. Matan a civiles, queman aldeas y casas. Además del colapso de la economía, las cárceles desbordadas y los miles de desplazados, se sufre la tercera ola del covid 19 y Myanmar es uno de los países más afectados por la variante Delta. “La única guerra ha de ser contra el virus; unidos salvaremos vidas, divididos sepultaremos a miles”, ha clamado Maung Bo. Pero hay cantidad de médicos y sanitarios presos por haberse adherido al movimiento de desobediencia civil.
La hermana Ann, que se hizo famosa por haber enfrentado a la policía de rodillas, se dedica ahora a curar a los enfermos de Covid. Comentó refiriéndose a los insultos recibidos: “Las personas que defienden la verdad y hacen el bien, son odiadas. Pero si se tiene miedo todo el tiempo, si uno no se atreve a hacer cosas por miedo a las criticas, no podrá lograr nunca nada”.
En el país, sobre una población de 54 millones de habitantes los católicos son un poco más del 1%, pero con sus 22 obispos, sacerdotes y religiosas, numerosos catequistas y seminaristas hace oír su voz con coraje, a pesar de ser minoría.
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