TALIBANES: NO VIENEN de OTRO PLANETA

Los talibanes están por todas partes. Todas sus armas son extranjeras.

El arzobispo Vincenzo Paglia de la Pontificia Academia por la Vida ha escrito: “¡Cuántas veces hemos dicho y escrito: “nunca más”. Con los hechos de Afganistán ha vuelto otra vez el horror de la violencia. Nos llegan imágenes terribles del aeropuerto de Kabul destinadas a quedar como manchas indelebles en la historia como la niña desnuda herida por el napalm en Vietnam, el niño Aylan en la playa turca, las Torres Gemelas en llamas…

…Cada vez decimos: “nunca más”, quizás solo para silenciar nuestras conciencias. El curso de nuestra civilización debe invertirse y de inmediato. Deberíamos haber aprendido que la democracia no se exporta con las armas. ¿Cómo es posible que se pretenda exportar nuestro valores a otros contextos culturales, como si fueran productos para vender o, peor aún, para imponer con las armas? Las imágenes aterradoras de Kabul deben convencernos de que es necesario y urgente antes que nada abrir las puertas a todos los refugiados y migrantes que huyen de las guerras y la violencia. Además el mundo occidental debe tejer un diálogo de valores con las distintas culturas para contribuir a la convivencia pacífica. Así lo ha hecho el Papa con el documento sobre Hermandad Humana de Abu Dhabi y la encíclica “Fratelli Tutti”. Hasta la pandemia nos ha obligado a convencernos de que estamos conectados, interdependientes unos de otros”.

Efectivamente los talibanes no vienen de otro planeta. Han surgido en la India en el contexto de la lucha contra el colonialismo inglés. Son una parte importante del Islam sunita, al que quieren purificar de los contagios de occidente para que vuelva a sus orígenes. Se proponen seguir las instrucciones literales del Corán y las tradiciones de las palabras y acciones de Mahoma.
Además de los cristianos y los hindúes también los musulmanes chiitas son sus enemigos. La escuela de Deoband es considerada como la segunda más importante institución de enseñanza islámica sunita después de la universidad de Al-Azhar en Egipto, de signo contrapuesto.
Tiene mucha influencia en Asia meridional, sobre todo en Pakistán donde los dos tercios de las escuelas islámicas son dirigidas por ellos; en Inglaterra esto sucede con casi la mitad de las mezquitas. Su emirato en Afganistán que terminó en 2001, fue reconocido sin embargo solo por tres países musulmanes: Pakistán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos.
Se espera que ahora los islamistas de Afganistán traten de evitar el aislamiento internacional incluso en el mundo musulmán, con políticas más abiertas.