
Una de las personas nombradas para integrar una comisión preparatoria del Sínodo de 2023, es la laica católica española María Cristina Inogés-Sanz. Es teóloga, escritora y periodista.
En una entrevista a Kairós News afirma: “Estamos en un momento histórico fuerte porque nos estamos jugando el futuro y la credibilidad de la Iglesia a corto plazo. La Iglesia tiene necesidad de reformarse para salir del pozo en el que nos han metido el clericalismo y el abuso de poder en todas sus formas. Nos queda convertirnos para ser Iglesia de otra manera. Lo importante ahora es el proceso de escucha del Pueblo de Dios, al que no se ha escuchado nunca. La gran base del Pueblo de Dios hasta ahora se ha limitado a obedecer. Lo que nos afecta a todos, debe ser hablado, discernido y aprobado por todos. Hay que escuchar con humildad y hablar con valentía. La Iglesia ya no es el centro de la sociedad; somos más bien irrelevantes, sin influencia directa en la misma. Por eso se nos ignora; ni siquiera somos objeto de ataques sistemáticos como en el pasado. El camino sinodal no va a ser fácil ni rápido, porque hay que integrar para el diálogo a la mayoría de las personas y rechazar prejuicios. Por ejemplo las teólogas en la Iglesia por principio no somos escuchadas y cuando se nos escucha, se nos cuestiona. Inclusive la mayoría de los laicos no está suficientemente preparada para saber ver las controversias como oportunidad de encuentro y crecimiento; se las ve como enfrentamiento puro y duro”.
Preguntada sobre lo que pasa en Alemania y Estados Unidos: “Hoy se habla de la Iglesia de Alemania como la protagonista de la Sinodalidad, pero considero que en Francia por ejemplo, sin el mismo perfil mediático, hay una Iglesia mucho más participativa a nivel eclesial. El tema de los obispos norteamericanos es teológicamente más grave. Una Iglesia que se apoya en ideologías y lobbies económicos, pierde el rumbo. Se ha hecho un uso perverso de una pretendida reflexión sobre la Eucaristía que ha dividido a la Iglesia. La Iglesia alemana tiene sus tensiones pero las muestra y las pone encima de la mesa e intenta dialogar sin miedo”.
Sobre roles de la mujer en la Iglesia: “Que haya en tres comisiones sinodales 39 miembros con solo 10 mujeres, suena a poco pero poco a poco se va avanzando. Tenemos por delante dos años, pero hay que pensar que en el 2023 cuando termine el Sínodo, la tarea de la Sinodalidad no habrá hecho más que empezar. Llegarán después los Sínodos del Pueblo de Dios. Ahora hay que recuperar el sacerdocio bautismal para acabar con el clericalismo. Sinodalidad no significa tan solo caminar juntos sino pasar de una Iglesia de Ordenados a una iglesia de Bautizados. Desde que existe el Diaconado permanente masculino, es lógico que la mujer pueda acceder a ese mismo Diaconado, sobre todo cuando hay tantas mujeres que de hecho ya ejercen las funciones de ese ministerio. Considero que las mujeres también pueden acceder al sacerdocio porque es el Espíritu que suscita vocaciones, carismas y ministerios para cada época. Desde la teología no hay razones para negar el sacerdocio a las mujeres; lo que antes sin embargo implicaría un cambio estructural en la Iglesia. Podemos aprender mucho de las Iglesias protestantes y ortodoxas respecto a cómo vivir la Sinodalidad. Evidentemente este camino sinodal de la Iglesia Católica no ha de plantearse tan solo por unos pocos años. Va a llevar mucho tiempo más, y deberá incluir la reforma del Código de Derecho Canónico y quizás un Concilio Vaticano III con plena participación laical, mujeres incluidas”.
En la Argentina no sirve porque la Com. Episcopal es ciega, sorda y muda – Alberto J. Gómez 4.338.511 – Neuquén
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