ITALIA: CAMINO SINODAL NACIONAL

vista de una reciente asamblea de la cei. los asistentes, todos varones que visten de negro, estan sentados en escritorios formando filas, al frente se aprecia una gran pantalla.
Conferencia Episcopal Italiana: de las «Orientaciones para el decenio» del año 2000, al “Camino sinodal» de hoy.

Es desde 2015 que el papa Francisco pidió un Sínodo nacional para Italia para profundizar la Evangelii Gaudium. Volvió a hacerlo en 2018 y en enero pasado pidió explícitamente “iniciar un proceso de Sínodo nacional desde abajo, desde las parroquias”. Varios obispos temían que un Sínodo nacional fuera difícil de guiar y controlar y pudiera suscitar ilusiones irrealizables. Recién seis años después los obispos italianos aceptaron la idea con un lema que dice poco y mucho al mismo tiempo: “Anunciar el Evangelio en un tiempo que cambia”. Ahora parece que ayudaría el hecho de que este proceso se injerta en un proceso más amplio de preparación al Sínodo de 2023.

El cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal, se apuró en declarar que no será como el Camino Sinodal alemán: “No se hablará de curas casados ni de sacerdocio femenino; nuestros problemas son otros”.
Sin embargo, según el pastoralista Vinicio Albanesi “es tanta la burocracia que será difícil poder escuchar la viva voz del pueblo cristiano como pide el Papa. Los pastores siguen usando un lenguaje clerical, comprensible para los expertos de Biblia, teología, moral, liturgia, pero incomprensible y lejano para el pueblo. La Palabra de Dios es eficaz cuando es reinterpretada y actualizada”.

La Iglesia italiana es en general muy estructurada, tradicional y clerical. Según el p.Antonio Spadaro de “Civiltá Cattolica” “la Iglesia italiana necesita una patada del Espíritu” para despertar y movilizarse como Pueblo de Dios para la misión.
Otro pastoralista, Sandro Antoniazzi, dice que “las enseñanzas de Francisco no han sido asumidas en cuanto al ecumenismo y al diálogo interreligioso, pero sobre todo en el campo social porque a la doctrina social no se la ve como una cuestión de fe que obliga a tomar posición, superando una fe privatista y divorciada de la vida”.

Escribe la revista dehoniana “Presencia Cristiana”: “Desde los años 90 la Iglesia Católica italiana, aún con nobles excepciones, se concentró sobre temas relativos tan solo a la ética personal y familiar. Escasean las intervenciones sobre temas candentes  de actualidad como la corrupción y las mafias, la pobreza, las migraciones, el medio ambiente, la economía solidaria, los movimientos populares, etc… Este es uno de los motivos del contraste con el papa Francisco que se dedica a proclamar un evangelio de justicia y caridad. El modelo de Iglesia dominante en Italia no solo está lejos de las propuestas del Papa actual, sino que sigue rodeándose de laicos muy clericales, a menudo defendiendo privilegios eclesiales y simpatizando con sectores tradicionalistas y populistas”.

Todo esto no quita que haya comunidades cristianas y movimientos de gran vitalidad, muchas asociaciones de voluntariado, una Cáritas pujante, varias ONG solidarias y activas entre los migrantes, etc.; se trata de una levadura capaz de fermentar toda la Iglesia.