VATICANO: DESARROLLO del PROCESO SINODAL

pintura representativa de la iglesia latinoamericana como pueblo de Dios. al centro está Cristo, y unos niños. están representadas todos los pueblos y todas las épocas. todo es muy colorido.
“Todos en la escucha del Espíritu”.

El proceso sinodal en preparación del Sínodo mundial de obispos de octubre de 2023, durará tres años articulado en tres fases: diocesana, continental, universal. Se pretende escuchar a todo el Pueblo de Dios: “uno en escucha de los demás y todos en la escucha del Espíritu”.

Por primera vez se da un Sínodo descentralizado, apuntando a la unidad en la pluralidad. Este camino sinodal será inaugurado por el Papa en el Vaticano el próximo 9-10 de octubre y el 17 en todas las diócesis del mundo. Por primera vez la preparación de un Sínodo empieza en las Iglesias locales. Ya se han formado las cuatro comisiones preparatorias con una presencia importante de las mujeres en estos órganos de decisión; por primera vez ellas forman parte en un plan de igualdad (aunque no de número) con los varones en el proceso organizativo del Sínodo.

El Sínodo tratará sobre el tema de la Sinodalidad, a la luz de la teología conciliar del Pueblo de Dios. Este tema no es un invento del papa Francisco; era la forma y el estilo de vida y trabajo de la Iglesia primitiva. Sinodalidad no se contrapone a jerarquía; cada cual tiene su función en la Iglesia.
La participación de todo el Pueblo de Dios no ha de verse como una reivindicación de tipo gremial. El Sínodo es normalmente consultivo, pero puede ser deliberativo si así lo establece el Papa.

Según el teólogo José Ignacio Faus “la sinodalidad no se identifica con la democracia, aunque muchos de los que afirman que la Iglesia no es una democracia, defienden a una Iglesia monárquica, vertical. Es cierto que la Iglesia no es una democracia; la soberanía no es del pueblo sino de Dios y su Palabra. La Iglesia no escribe una Constitución para sí misma; su constitución es el Evangelio. La Iglesia es mucho más que una democracia; es comunión entre sus miembros, comunión de hermanos. Pero sinodalidad no significa únicamente reunirse como hermanos sino caminar juntos; practicar la comunión también en la misión. El Concilio ha insistido mucho sobre la comunión o común unión en la Iglesia; pero ahora la comunión hay que ponerla también al servicio de la misión, todos juntos, como Pueblo de Dios. Para eso hay que aprender a practicar el diálogo. “Diálogo” es una palabra griega en la que “día” significa atravesar y “logos” palabra. Hay que dejar que la palabra del otro nos atraviese. Significa en primer lugar escuchar; no simplemente oír porque se puede estar distraído mientras se oye. Significa escuchar sin prejuicio, es decir sin un juicio o etiqueta previa; escuchar a todos para ver todos los aspectos de la realidad, porque una media verdad que se expone como verdad, hace más daño que una mentira”.

Por su parte el teólogo laico venezolano Rafael Luciani afirma que sinodalidad significa que “los laicos no solo están llamados a implementar decisiones tomadas por otros. Si no hay cogobierno no hay participación. El discernimiento debe hacerse en conjunto y las decisiones también, no de arriba hacia abajo. Debe haber estructuras sinodales obligatorias en las diócesis y parroquias; ha de cambiar el modelo tradicional de gobierno en la Iglesia siempre dentro de una cultura del consenso, antes de tomar decisiones”.

En el mundo ya se están dando procesos sinodales a nivel nacional en Alemania, Australia, Irlanda, Italia y aún a nivel continental como en América Latina. Todos estos caminos sinodales confluirán con sus aportes en el Sínodo de 2023.