
El jesuita español José Ignacio Gonzales Faus es actualmente uno de los teólogos más prestigiosos y ampliamente conocido. En una entrevista a Kairos News, afirma sobre las mujeres: “La igualdad entre varones y mujeres es algo muy cristiano….
…No fue el Cristianismo el responsable de la desigualdad que se fue dando en la historia, como afirman algunas feministas. La sociedad griega que es valorada como la democracia ideal, cultivaba la esclavitud y con respecto a las mujeres Platón decía que la mujer ha sido hecha solo para la casa y el varón para la política porque ‘solo los hombres hablan de cosas serias y con las mujeres no se puede hablar nada serio’.
También los judíos piadosos rezaban: ‘Señor te doy gracias porque no me has hecho animal ni pagano ni mujer’. Cuando la mujer salía a la calle, iba siempre detrás del marido, ni siquiera al lado. Y cuando el marido se encontraba con amigos, ella solo tenía que escuchar. El hecho de que Jesús conversara con las mujeres y las tuviera como discípulas que lo seguían, causó un verdadero escándalo. El Cristianismo en este aspecto fue una verdadera revolución.
San Pablo afirma que ‘en Cristo Jesús no hay varón ni mujer, ni señor ni esclavo, ni judío ni griego’ y mas allá de la cuestión circunstancial del velo, dice que las mujeres en la iglesia pueden profetizar, es decir ejercer uno de los principales carismas. Pueden rezar y hablar en las asambleas litúrgicas. Hay textos polémicos atribuidos a Pablo que hablan de la inferioridad y subordinación de la mujer al marido, pero no forman parte de las siete cartas autenticas de Pablo sino de las de sus discípulos. Ya después de Pablo hubo el primer intento de volver a la tradición judío-rabínica.
En la antigüedad se creía en la superioridad del varón por su fuerza física. Hoy se ensalza a la mujer pero muchas veces solo como objeto de placer y posesión, no por sentido de igualdad.
Muchas feministas protestan, y justamente, por sus derechos pero no se preocupan por la enorme esclavitud a la que están siendo sometidas tantas muchachas por la trata y la prostitución. Es verdad que las mujeres han padecido en la historia y siguen padeciendo, pero decía santa Teresa de Ávila: ‘La verdad padece pero no perece’.
La verdad poco a poco se abre camino, aunque esto suponga persecución y martirio. Hoy se habla del ministerio presbiteral para las mujeres. Bíblicamente no hay obstáculo para eso. No hay que pensar en lo que hizo Cristo en su época, sino en lo que haría ahora. Pero las cosas maduran lentamente y a larga la verdad se impone por sí sola. Hago un ejemplo a nivel de Iglesia: todos los teólogos que Pio XII condenó fueron después los grandes pilares del Concilio Vaticano II, como asesores de los obispos”.
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