
En una nota oficial del pasado 21 de junio, los obispos de Estados Unidos aclararon que en el documento que se prepara sobre la Eucaristía no se prohibirá la comunión al presidente Biden y a los políticos favorables al aborto legal. No será un texto de naturaleza disciplinaria, lo que corresponde a cada obispo, sino de tipo pastoral y educativo sobre la importancia de la Eucaristía y de la participación presencial de todos los feligreses a la misma, después de la pandemia.
Hay que recordar además que según una encuesta del Pew Forum de 2019, solo alrededor de un tercio de los católicos de Estados Unidos cree que el pan y el vino consagrados en la misa sean realmente el cuerpo y la sangre de Cristo.
La marcha atrás de la conferencia episcopal se debe a la intervención del Vaticano, a pesar de la presión de un fuerte grupo de obispos ultraconservadores que buscaban negarle la comunión al presidente Biden. Todo este episodio ha evidenciado la polarización que hay en la Iglesia igual que en la sociedad.
Según el reconocido escritor y profesor de teología de la universidad de Filadelfia, Massimo Faggioli, “la Iglesia de Estados Unidos junto a la alemana es la más rica y poderosa del planeta pero, al revés de la alemana, es de mayoría conservadora. También esta Iglesia está en crisis; en las últimas dos décadas ha perdido el 20% de los feligreses y se ha manchado también de numerosos escándalos sexuales. La autoridad del Papa no es cuestionada públicamente, pero está siendo socavada en silencio. Detrás del caso de la comunión a Biden, está la oposición al Papa Francisco por su estrategia doctrinal y pastoral demasiado abierta. Debido a su opción por los pobres , la denuncia de una economía que mata y de las ganancias exponenciales de unos pocos a expensas del hambre de muchos, Francisco ha sido tildado de filomarxista. Los ocho años de su pontificado han tenido poca incidencia en esta Iglesia. Es una Iglesia ultraclerical. El poder está en manos de los obispos que están cada vez más alejados del pueblo. Es una Iglesia muy vertical y por eso ni se habla de sinodalidad. Por su parte el Papa Francisco hace equilibrio entre los progresistas de Alemania y los conservadores de Estados Unidos para que no se vuelva a romper la unidad de la Iglesia de la cual él se siente garante; por eso pide insistentes oraciones”.
Por otra parte, frente a la polémica desatada contra su persona, el presidente Joe Biden, que lleva siempre consigo un rosario y no falta a misa los domingos esté donde esté, declaró: “Mi fe católica da forma a todo lo que hago y será como mi ancla durante mi mandato. Mi idea de mi mismo, de la familia, de la comunidad y del mundo surgen directamente de mi religión. Creo que la vida comienza con la concepción pero no me siento, como presidente de todos, de imponer sobre este y otros temas una visión precisa que nace de mi fe, a tantas otras personas que no comparten lo mismo”.
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