Francisco respondió a la carta de renuncia del cardenal alemán de Múnich Reinhard Marx en estos términos: “Gracias por tu coraje. Toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos y hay que asumirla desde nuestra fe pascual personal y comunitariamente, porque la política del avestruz no lleva a nada y de una crisis no se sale solos sino en comunidad…
Estoy de acuerdo contigo en calificar de “catástrofe” la triste historia de los abusos sexuales y el modo de enfrentarlo de la Iglesia en el pasado. Caer en la cuenta de la hipocresía que esto ha significado es el primer paso a dar. No todos quieren aceptar esta realidad, pero es el único camino. Cada obispo debe asumir esta catástrofe, aunque personalmente no haya participado en ella. La reforma que en la Iglesia se nos pide, debe empezar por nosotros mismos. No se puede sepultar el pasado; hay que ventilar esta realidad y de cómo procedió la Iglesia y dejar que el Espíritu nos conduzca al desierto para purificarnos. El punto de partida es la confesión humilde: nos hemos equivocado, hemos pecado.. Como Iglesia debemos pedir la gracia de la vergüenza y que el Señor nos salve de ser la prostituta desvergonzada de Ezequiel 16”. Al final de la carta, afectuosamente el Papa invita al cardenal Marx a seguir como arzobispo de Munich y Frisinga, rechazando así su renuncia.
Marx, que no ha sido acusado de incumplimientos o encubrimientos, enseguida respondió afirmativamente “en espíritu de obediencia”. El Papa concuerda en la necesidad de una autocrítica, de una reforma ya sea personal (de actitudes) como institucional y en la constatación de una crisis no solo en Alemania (donde dejan la Iglesia unos doscientos mil feligreses por año) sino en toda la Iglesia. Parecería haber también en la carta un respaldo, o la esperanza de poder reencauzarlo, al proceso controvertido de reforma de la Iglesia alemana, con su camino sinodal promovido por el mismo Marx siendo presidente de la Conferencia Episcopal. Al mismo tiempo el Papa ha ordenado una visita pastoral a la arquidiócesis de Colonia, la más grande de Alemania, que en los últimos 40 años ha perdido el 25% de sus feligreses que se van porque no quieren quedarse en una Iglesia que ha encubierto los abusos sexuales y no quiere asumir su responsabilidad. En este año en Colonia y en toda Alemania los números de baja oficiales se han triplicado en las dos primeras semanas del año en relación al año anterior. A pesar del ejemplo de Marx, el cardenal Rainer Maria Woelki no piensa renunciar a pesar de haber perdido la confianza de numerosos sacerdotes y laicos.
¿Espíritu de obediencia? Por favor, que no sea careta es Marx. Ignoró totalmente el pedido de Roma de no realizar la ceremonia de bendición de uniones homosexuales. Si el papa quiere que se sea sincero, no debería tolerar esta hipocresía…
Me gustaMe gusta