El hermano Enzo Bianchi es un ex economista fundador de la comunidad monástica de Bose (Biella) en Italia; se trata de una comunidad ecuménica, interconfesional (como la de Taizé en Francia) de monjes y monjas que hacen una gran labor ecuménica. Bianchi es también uno de los escritores de espiritualidad más leídos, y ahora ha tenido que dejar la comunidad que había fundado en 1965 para retirarse a Turín con dos hermanos, a los 78 años.
El hecho se debió a los problemas internos que ha habido en la comunidad después que Bianchi dejara de ser prior y lo sustituyera el hermano Luciano Manicardi. A pesar de que la decisión de alejar a Enzo Bianchi de su comunidad fue tomada por el Vaticano después de amplias consultaciones, el papa Francisco escribió una carta el 19 de febrero pasado a Enzo Bianchi que recién ahora se conoce. En la misma el Papa habla de “problemas de incomprensión y divisiones en la comunidad” pero no habla de abuso de autoridad o de violaciones a la regla monástica por parte del fundador.
La carta del Papa es en respuesta a una de Bianchi y dice: “Querido hermano, gracias por la confianza y la transparencia de tus palabras. Tu situación te hace sufrir y, te lo confieso, a mi también. Sé que ha habido incomprensiones y divisiones en la comunidad. Pero sé también que has hecho y harás todavía tanto bien a la Iglesia (y también a mí personalmente). Sé que tanta gente te quiere. Sos como el viejo Eleazar de la Biblia; muchos jóvenes te están mirando. Ahora tú estás en la cruz; y en la cruz no sirven las explicaciones, solo sirve la oración y la obediencia como Jesús. Cuando uno está en la cruz, muchos se alejan de uno y desaparecen; los más fieles se sienten impotentes, pero acompañan. Yo también quiero estar a tu lado y rezo contigo, con amor de hermano, de hijo espiritual, de padre en la fe; no bajes de la cruz porque Dios proveerá”.
El 12 de marzo pasado el Papa también escribió a la comunidad de Bose una carta en la que los insta a “perseverar en el carisma inicial, en la vida fraterna y en la búsqueda de la radicalidad evangélica a través de la oración, el trabajo y la hospitalidad. La dimensión ecuménica, característica de ustedes, es un tesoro precioso que la Iglesia quiere conservar. Les expreso mi cercanía y apoyo en este período de dura prueba. No se dejen perturbar por rumores que pretenden sembrar discordia entre ustedes. Una auténtica comunión fraterna ha de preservarse incluso cuando el precio a pagar es alto”.