El cardenal Felipe Arizmendi en ocasión de la campaña electoral de este año ha criticado en el semanario católico “Desde la Fe” la guerra que hacen entre sí en México los políticos.
Dice Arizmendi de los políticos mexicanos: “tratando a los adversarios como enemigos que hay que destruir, descalificando a quienes piensan o actúan distinto, incluso intentando someterlos al poder legislativo y judicial y presentándose a sí mismos como los únicos que tienen la verdad. No hay madurez democrática ni cultura política. Sucede lo mismo en ciertos grupos religiosos dentro de la Iglesia que se creen los únicos intérpretes del Evangelio y descalifican a quienes viven la fe de otra forma. Están los que militan en lo social y descalifican como espiritualistas a los que no son como ellos y otros que acusan a los primeros de horizontalismo o marxismo. Para los políticos el Papa habla de “caridad política” y afirma en Fratelli tutti que la política es una “altísima vocación (n.180). Se da cuando se generan procesos sociales de justicia y fraternidad. El amor no solo se manifiesta en las relaciones cercanas sino también en las relaciones sociales, económicas y políticas, cuando se busca el bien común de todos, con instituciones más sanas y estructuras más solidarias.
Dice el Papa: “Es caridad acompañar a una persona que sufre, pero también es caridad modificar las condiciones sociales que provocan ese sufrimiento, aún sin tener contacto con la persona. Es caridad ayudar a un anciano a cruzar un río, pero también es caridad la de un político que construye un puente. Es caridad ayudar a otro con comida, pero también es caridad la de un político que crea fuentes de trabajo” (n.186). El Papa afirma que para rescatar a la política, hay que vivirla como un acto de amor al prójimo, como una vocación y no como una simple profesión y ni, peor aún, como una forma de ganar dinero u obtener dividendos de distinto tipo. La política no es mala palabra y para valorar su calidad hay que remitirse a los frutos, es decir a los servicios que presta a la comunidad y no dejarse engañar por las promesas y la publicidad”.
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